O hacen algo extraordinario los azules o se resignan a partir del 2030 a seguir los pasos del PRI y ser solo un partido testimonial con uno o dos gobiernos estatales, si bien les va…

Empecemos por el principio y cito a René Delgado en El Financiero, quién habla del derecho de los perdedores de la elección a impugnar, pero de la obligación que tienen, el PRIANRD y Xóchitl, de explicar el fraude con el que pretendieron ilusionar a millones de electores haciéndoles creer, mentirosamente, que eran competitivos, cito: “Hoy, sin el pretexto del fraude –tras cantar la victoria sin sustento y, luego, reconocer la derrota–, Marko Cortés y Alejandro Moreno, los dirigentes de Acción Nacional y del Revolucionario Institucional, se estarían tronando los dedos. Antes de arrellanarse en el escaño del Senado, el paracaídas de oro que se pusieron –ellos aun perdiendo, ganaban–, tendrían que explicar a (la sociedad,) cuadros y militantes el pésimo desempeño electoral del partido bajo su mando y preparar la asamblea para renovar la dirigencia… Podrían renunciar claro, pero en ellos (vividores de la política) eso es impensable.”

De siempre me opuse y comuniqué a los panistas el error histórico de aliarse con el PRI y así echarse sobre los hombros la corrupción y la antidemocracia de 70 años de imposiciones del tricolor; mayor fue el énfasis que manifesté de mi rechazo a las cúpulas, líderes y dirigentes del PAN en Guanajuato y en Yucatán, dos bastiones eminentemente panistas, que no necesitaban de falsas vejigas para nadar; no escucharon y en el pecado está la penitencia, el PAN de Guanajuato se hizo chiquito y el de Yucatán desapareció; espero que hoy escuchen o la 4aT gobernará también a partir del 2030, lo que no sé si bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum sea bueno o malo, está por verse, lo que si sé, es que en una democracia la alternancia y el equilibrio de poderes es sano y necesario, ya que la máxima de que el poder corrompe y el poder total corrompe totalmente, dada la naturaleza humana, sigue vigente.

Escucho voces como la de Agustín Gutiérrez Canet (Milenio, 6 de junio del presente) que, como camino y solución, proponen un nuevo partido, lo cito: “Se requieren caras nuevas. Existen miles de personas con vocación de servicio, de calidad moral, bien preparadas que no han participado en la política porque no hay opciones válidas… Recibí alentadoras reacciones a la propuesta de formar un nuevo partido que van del entusiasmo al escepticismo, lo cual a todos agradezco.” 

Voces que sugieren la formación de un nuevo partido, es comprensible, lo entiendo, pero no estoy convencido de compartirlo, hay 250 mil panistas registrados y seguramente muchos más se sumarían a los que ya tienen formación política y una construcción política de valores republicanos, que son un capital político muy valioso, por ello, la alternativa, una vez convencidos de lo irrelevantes e irrescatables que son el PRI y el PRD, es renovar, reinventar y reconstruir al PAN para volverlo opción política, retomando sus valores y principios fundacionales democráticos, éticos y morales, hoy perdidos, para ofertar una propuesta de gobierno y de representación en el legislativo, eficaz y honesta que sea competitiva, cito a Damián Zepeda, Senador del PAN y exdirigente, en “X” (Twitter): “El PAN o se reinventa o muere como opción política para encabezar la esperanza de cambio en México. Abrámonos a los ciudadanos! Empezando por que ellos decidan quién será el próximo Dirigente Nacional. Escojamos no a un líder partidista sino uno de los líderes de la ciudadanía.”

Damián puso el dedo en la llaga, el primer paso es limpiar la casa, mandar al carajo a Marko Cortés (y a la pandilla que le acompaña) quién encabeza una dirigencia probadamente corrupta (sigue siendo un misterio para mí que no lo hayan corrido a patadas los militantes del otrora partido de la “gente decente”.); y ya encarrerados, deshacerse de Fox, Oliva, Padrés, Anaya, Creel, Romero, Taboada y todos aquellos pseudo líderes panistas que con sus acciones desvirtúan el compromiso social, demócrata y republicano del PAN; en política no se puede nadar con ladrillos colgados del pescuezo.

¿Para beneficio de México, qué será más fácil y eficaz, fundar un nuevo partido o reinventar al PAN?, hoy no lo sé, pero pronto lo sabré, si los panistas optan por un silencio cómplice y permiten que Marko siga en las filas del PAN y los represente como Senador, sabré que el panismo está irremediablemente perdido por los próximos seis años; si además nombran como dirigente a Jorge Romero o a cualquiera de los que conforman la claque de Marko, sabré que el único camino para rescatar a la República será formar un nuevo partido y olvidarnos del PAN, el otrora partido de “hombres y mujeres libres” convertidos en borregada, el otrora partido de la “gente decente” que ya no lo es más… Amigos panistas, Uds. tienen la palabra… ¡Así de sencillo!

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