El lunes se dio una rectificación importante: el Presidente afirmó que la virtual Presidenta electa es la que llevará la agenda y marcará los tiempos, mientras por separado ella pidió que, en el caso de la reforma al Poder Judicial, se haga una discusión muy amplia en todo el País.

De esta manera se endereza el rumbo y se entiende que el Presidente captó la señal que le mandaron los mercados internacionales cuando golpearon severamente a nuestra moneda y el valor de nuestras empresas.

Los mercados internacionales, pues, se erigen como el único contrapeso que queda en este País contra el autoritarismo, derrotada como quedó la democracia como sistema en nuestro México tras las elecciones.

Paradójico resulta que la fuerza moderadora que intentará impedir los abusos más flagrantes de la tiranía monopartidista será una externa, a juzgar por ésta que seguramente será la primera de una cantidad inimaginable de escaramuzas.

Esta postura es positiva, pues entre otras cosas levanta la esperanza de que en la futura Administración reinará la cordura y la sensatez y que no se mira con buenos ojos iniciar pleitos estériles contra las incontenibles fuerzas de los mercados internacionales.

Mientras a nivel nacional se dan buenas noticias, en estados como Nuevo León tenemos que el fin de semana pasado esa entidad ganó el campeonato nacional, ¡pero de asesinatos!

Si es que acaso el Gobernador Samuel García tiene algún plan para combatir la inseguridad en ese Estado ya es momento de que se conozca.

Muy ocupado ha estado procurando que su esposa ganara la Alcaldía de Monterrey, cosa que no sucedió.

Al parecer le ha dedicado no poco de su tiempo y el de sus colaboradores a ver cómo impugnar la elección que ganó el priista Adrián de la Garza, ex Alcalde en dos ocasiones.

Quizá por ello es que la violencia y la inseguridad en esa entidad ha crecido tanto en detrimento de la paz social.

Visto que el helicóptero Black Hawk, que dizque iba a prevenir la delincuencia, ni se ve ni parece servir para el propósito para el que fue adquirido, así que escasamente puede afirmar el Gobernador “misión cumplida”.

Urge que intervenga de manera decisiva para quitarle el deshonor a Nuevo León de ser la capital nacional de los asesinatos.

veintiséis tan sólo en este fin de semana pasado, de viernes a domingo.

Ya podrá afirmar hasta perder la voz que son pugnas entre bandas y etcétera, etcétera, pero la realidad es que en plena calle y a plena luz del día balacean y matan gente con plena impunidad, lo cual dista mucho de poder considerarse como algo “normal”.

Las Policías, tanto a nivel local, como a nivel estatal, se muestran poco efectivas y no sólo no previenen los delitos, sino que tampoco los resuelven.

Moviendo a la suspicacia que de alguna manera, parcial o totalmente, han sido infiltradas por las narcobandas que se disputan territorio en Nuevo León.

Cualesquiera que sea el caso, urge que el Gobierno estatal que encabeza Samuel García tome más en serio el problema y ponga a prueba esquemas que sofoquen esta racha de violencia.

Si acaso hay cosas que se requieren rectificar entonces que tome el ejemplo que a nivel nacional acaba de ponerle su aliado electoral, el Presidente y su partido oficial.

Por lo pronto, y para sólo mencionar un caso de suma importancia, debe iniciar negociaciones con el congreso local, ya sea el saliente o el entrante, para lograr -por fin- el nombramiento de un fiscal estatal.

Queda claro que, por el bien del Estado, el pleito que ya lleva tres años el Gobernador con el Congreso local no puede ni debe continuar.

El sentido del voto popular el pasado 2 de junio debe interpretarse como un revés al Gobernador de Nuevo León, lo cual implica un descontento de la población por su manera peleonera de llevar sus relaciones políticas con sus rivales.

De otra manera hubiese recibido el mandato popular que le entregara completo el congreso.

Mas no fue así: la ciudadanía fortaleció a la oposición, lo cual quiere decir que le están exigiendo que conviva y consensúe pacíficamente con ellos para beneficio de Nuevo León y sus habitantes.

Se requiere humildad para aceptar esta realidad: ojalá la tenga Samuel García.

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