En las elecciones del 2 de junio tuvimos numerosas lecciones. Algunos observamos “los toros desde la barrera”, donde los partidos políticos luchan por el poder en el juego democrático que son las elecciones. Inequitativas por completo, por la intervención del Presidente AMLO, pero con un sistema electoral impecable que tiene el INE. 

No hubo sorpresas; en este espacio por años, mantuve estimaciones que se cumplieron sobre la victoria del partido oficial y que tendríamos todavía un último sexenio panista. Una de las estimaciones, efectivamente, fue la victoria de Ale por amplio margen. Por eso, siempre me refería a ella con la seguridad de que encabezaría los festejos de los 450 años de la ciudad.  Ella ganó claramente las elecciones que la hicieron la alcaldesa más votada dentro del PAN (cosa que no es mucho, considerando la terrible derrota que este partido tuvo a nivel nacional y que lo redujo prácticamente a ser ya la tercera fuerza política en el país superada ya por el ascendente Movimiento Ciudadano).

Pero si bien es cierto que el ejercicio del poder debilita a los gobernantes -recordemos que Ale ganó en el 2021 con el 62 % hace 3 años- y ahora lo hizo con 10 puntos menos, pero considerando que el porcentaje de votación subió cinco puntos hasta llegar a los 60 %, la victoria 2 a 1 sobre Vanessa la candidata de Morena, fue un enorme logro, y se debe más al carisma de ella que a la fuerza de la marca de su partido. León y sus distritos electorales siguen siendo los más azules de todo el País, es cierto, pero ya no es lo mismo que antes. Yendo entonces a la segmentación de los votantes que llevaron a este amplio triunfo de Ale, llegamos a un espectro de votantes de todas las edades y niveles socioeconómicos, con un segmento mayor en jóvenes, en contraste con la votación en León para Morena que se dio fundamentalmente en las clases sociales más pobres, entre aquellos que reciben apoyos sociales federales (a pesar de que la mitad de ellos no optaron por cambiar a Morena).

Los votantes leoneses, al igual que en el estado de Guanajuato, no eligieron a Xóchitl sino a Claudia -entre otras causas a que no hubo prácticamente aquí publicidad para ella sino solo para Ale y para Libia-. Encontramos ahora que el Partido Acción Nacional depende ahora más del carisma de sus candidatos y ya poco de su marca. Tal como sucedió en el caso de la fórmula al Senado que fue perdedora, precisamente debido a que la imagen tanto de Miguel como de Adriana estaban asociadas a gobiernos antiguos y a épocas ya pasadas. Por eso el activo que tienen los partidos ahora son la imagen de sus candidatos y eso paulatinamente en las elecciones en México tiene más peso que la marca de los partidos. El desgaste de las marcas de partidos tradicionales como el PAN, el PRI y el extinto PRD, se reflejó en esta elección para dar paso a nuevas propuestas, como la de Juan Pablo Delgado de MC. Además, teníamos los electores 5 opciones a la alcaldía y es común que, en estos casos, el votante se incline por quien tiene más probabilidad de ganar.

Morena apostó por una joven priista, pero con un discurso e imagen que no conectaba con la narrativa entre el pueblo que se hubiera identificado con ella. Si bien es cierto que los gobiernos en funciones hacen su labor para apoyar con su estructura a sus candidatos (así Morena en lo federal y el PAN en lo local), la realidad es que el liderazgo y el carisma de ellos, son los que convencen a la gente. El caso de Ale, siendo ella joven y cercana a la gente, confirma estas afirmaciones y permite que el partido azul esté tres años más en el poder en el terruño. ¿Qué pasará en tres años? Le tocará a Ale, el desafío de la emergencia climática que provoca la sequía. Tendrá que trabajar junto con el gobierno estatal ante el acorralamiento que seguirá haciendo el Gobierno federal a Guanajuato y a León. Verán el avance creciente de Morena por el corredor industrial y Ale con este bono democrático que vuelve a recibir, tendrá que democratizar el agua y cambiar el esquema donde solo los hombres del dinero en el Consejo de SAPAL, sigan decidiendo sobre un recurso que el pueblo consume. Son muchas las enseñanzas del 2 de junio y una de ellas, es que se democraticen las decisiones.

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