Queridos lectores digitales que se acercan a ser poquitos. Conozco como pocos este ecosistema al que llegué a vivir hace 35 años. Por todo lo que viví, pude formar parte de equipos de investigación con enorme expertis técnico en la gestión ambiental y en vivir de cerca, desde la crisis de la presa de Silva hasta la actual emergencia climática que acaba con el acuífero. Ya modelando cuantitativamente la cuenca, ya estudiando el manto freático, ya en la reforestación en Sierra de Lobos, ya en el rescate de zonas de amortiguamiento como el Parque Chapalita o formando a miles de universitarios en las áreas de medio ambiente, pude adentrarme en mediciones y análisis de causalidad, de por qué se fue dando el deterioro y cómo se detendrá el crecimiento de León por la falta de agua.
El gobernador Diego Sinhue y sus antecesores apostaron a la presa el Zapotillo, tanto como por décadas muchos nos opusimos y la historia les agarró con los “dedos en la puerta”, sin posibilidad incluso de recuperar el dinero guanajuatense invertido en la cortina que ahora disfruta Jalisco. Sin recursos ni apoyo federal, sin tiempo para plantear una alternativa, sin tener a la presa Solís como Plan “B”, pasó el expediente a Libia, la nueva gobernadora, quien solo tiene seis años para enfrentar los tres grandes desafíos: la pobreza, el agua y la inseguridad. Pero en lo ambiental, el tiempo es menor. Los efectos del deterioro del ecosistema y el abatimiento del nivel freático a más de 200 metros de profundidad son ya de corto plazo.
El esquema que el panismo tuvo por 30 años, de formar consejos integrados por los grandes empresarios, se agotó y las lógicas exigencias que tiene el pueblo para democratizar las decisiones tomaron en Morena forma, para exigir que se den consultas populares y se abran espacios de democracia participativa para que sean las clases sociales mayoritarias quienes puedan expresar sus ideas. Un ejemplo de una alternativa viable es la que Ale hizo en León con el “presupuesto participativo”, que ha tenido éxito en canalizar propuestas populares. Solo que, en cuestiones ambientales, no se ha dado alternativa alguna y la emergencia climática llegó para quedarse. Las altas temperaturas en la superficie del ecosistema han provocado disipación de las nubes y un fenómeno denominado “virga”, que por definición es una lluvia que no toca el suelo, pues antes se evapora y que se ha dado en todo el mes de mayo hasta la fecha.
Los pozos que hay en la ciudad son un indicador de la emergencia, pues en mayo comenzaron a dejar de darnos agua; los problemas respiratorios por baja humedad relativa y los “golpes de calor” a adultos mayores son muy serios. Las decisiones de inversión industrial e inmobiliaria comienzan ya a reflejar restricciones ante la real falta de disponibilidad de agua, como se da ya en las zonas residenciales exclusivas del noroeste de León, donde se insiste en seguir construyendo en el área que más restricciones tiene de abasto. El tandeo, como medida técnica indispensable, parece que fuera ya una política pública que reconoce nuestra incapacidad como comunidad para poder convertir a SAPAL en un financiador del ahorro y uso eficiente del agua.
Como es junio y llegarán algunas lluvias al final de mes, olvidaremos unas semanas la gravedad de la emergencia climática que vivimos. Muchos dirán que es solo un segundo año de sequía, pero no. El incremento de la temperatura regional ha sido en 50 años de 1.5 grados y la disminución en la humedad relativa del medio, mayor al 10%. La pérdida de la masa forestal de la Sierra de Lobos de más del 60% en los últimos 30 años y la velocidad de reforestación es todavía muy lenta. Todas estas acciones antropogénicas, debidas a la acción de los leoneses, siguen deteriorando el ecosistema. Si no se abren espacios de decisión popular, el problema se complicará más. Esquemas de gobernanza basados solo en la alianza con el empresariado tendrán costos enormes en el corto plazo para el PAN. El 2 de junio la realidad cambió; hay en las calles una necesidad enorme de que el pueblo sea escuchado para que participe en las decisiones para enfrentar la emergencia climática.
LALC