La mentira es aquella afirmación que se hace contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa. Entre las mentiras hay clasificaciones; están las indispensables, llamadas piadosas, que tienen, según el mentiroso, el afán de que la persona que la escucha no sufra ante la realidad de un hecho. Estas suelen ser, en nuestro diario vivir, las más utilizadas y dispensadas por la supuesta buena intención de quien las fabrica. Sin embargo, una vez que la historieta se descubre, crea no solo daño, sino una terrible decepción. Hay otras que son por venganza y, con ese ocultamiento de la verdad, pretenden intencionalmente perjudicar con sus medias mentiras o verdades ocultas.

Otros mienten para satisfacer sus patologías y algunos han mentido tanto que necesitan seguir haciéndolo solo para que el “teatro” no se caiga y, como si fueran una araña, continuar tejiendo la red. Si el lector encuentra alguna clasificación más, me gustaría conocerla para tener en cuenta esta fea acción que, si bien la he practicado, evito, pues no hay nada más vergonzoso que verse atrapado en la misma o creerla. Reconozco que, más tarde que temprano, la verdad, con todas sus consecuencias, cae estrepitosamente sobre la cabeza del mentiroso y del creyente piadoso. Es importante establecer que la mentira debe estar fabricada con una excelente memoria; de lo contrario, es una pésima herramienta de discurso para aquellos que tenemos mala memoria.

Hay mentirosos célebres y otros cotidianos. Este pasado viernes, uno reconocido y aclamado, dicen, por las mayorías, aseguró que su gobierno es el único que en 50 años no ha depreciado el peso. Sin embargo, el Diario Oficial de la Federación muestra los tipos de cambio antes de las elecciones: $16.9377 y este viernes a $18.5385. Es decir, hay una devaluación de $1.6008 en menos de 10 días.

Algunos dirán, ¿y eso a mí qué, en qué me afecta? En palabras llaneras lo vives en tu monedero, pues la moneda que traes en tu bolsillo ya perdió valor. Asómate a la tienda o al mercado para ratificarlo. Esta devaluación se debe al sobre ejercicio de 1.70 billones de pesos que trae este gobierno utilizado en dádivas, megaproyectos y “vayaustéasaberquemás”. A pesar de endeudar al País -reconocido por la asesora financiera de Sheinbaum- este sobre ejercicio demuestra que han gastado del erario más de lo que tenían. Entonces, o siguen pidiendo prestado, o aumentan los impuestos o “aironoudijoelgringo”, pero ya no hay dinero para hacer frente a la manutención del País (salud, pago a legisladores, educación, becas, apoyos a los adultos, etcétera). Esa sí es una verdad, y mientras no se hagan recortes en el presupuesto, la caída continuará.

Muchas personas reconocemos los efectos de los préstamos en nuestra economía: bienvenidos son cuando se necesitan, aborrecidos cuando hay que pagar, sobre todo cuando no tenemos la certeza de devolución o, ya de perdida, la voluntad. Por lo que es momento de repetir: ¡Aguas con las mentiras! Pues estas encuentran la verdad y, al salir, sus consecuencias pueden ser terribles, no solo para el mentiroso, sino para todos aquellos que confiaron en la mentira. Es definitivamente mejor la honestidad, aunque a veces sea dolorosa, pues es el único camino hacia una vida auténtica, libre de las complicaciones y angustias que las mentiras inevitablemente traen consigo. ¿O usted, qué opina?

LALC

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *