Es cierto que quienes votamos por Xóchitl y por la opción de un México con infraestructura, desarrollo para todas y todos, con un buen servicio de salud y medicinas, calidad en la educación para el progreso, respeto a las leyes y apego a un estado de derecho, quedamos con una gran tristeza al saber que la grandeza que soñamos para México no iba a ser posible como lo habíamos imaginado. Esto provocó un gran silencio no sólo en las redes sociales sino en el ensimismamiento que cada uno tenía en su interior por esta decepción, ya que la esperanza en Xóchitl era grande y logró emocionar a millones.
Por desgracia no sólo no fueron suficientes los votos para lograr una victoria sino que la ventaja entre el primer lugar y el segundo de la candidata de oposición era abismal. Eso era algo que no se vio venir porque la alegría de tener una líder inspiradora como Xóchitl suprimía cualquier pesimismo.
Hay que reconocer que las campañas no fueron equitativas y la competencia fue desigual favoreciendo a la candidata Claudia Sheinbaum, con muchas menciones e intervenciones del presidente AMLO, con más recursos, mayor cobertura mediática, anticipación de campaña y apoyo desmedido de su partido. Mientras los presidentes de los partidos de la oposición se inclinaban a promocionar a sus candidatos a los puestos por los que competían sin tomar mucho en cuenta a su candidata a la presidencia de la República.
Curioso resultó que “el peligro para México” que se le adjudicaba a López Obrador, se revirara al ciudadano causándole miedo por la amenaza de perder sus apoyos económicos y becas. Así lo decía también el spot de radio y tv: Si quieres que los apoyos sigan… vota todo Morena. Y el comercial que citaba a Vicente Fox que decía: “A trabajar huevones” terminó por asustar más.
Xóchitl es una mujer “echada pa´ delante” como ella misma se describe. Declara haber procesado el duelo de la pérdida y ha iniciado una gira de agradecimiento a quienes la apoyaron y creyeron en ella. De paso aprovecha para medirle el agua a los camotes y tantear si conviene crear un movimiento o un partido con los muchos seguidores que adquirió y que creen que puede lograr una buena oposición y conducir al país a un futuro mejor.
Esta ex candidata a la presidencia infunde entusiasmo y concordia. Fomenta la unión y evita discriminar personas o grupos. “Todos son bienvenidos” dice. Su frescura y espontaneidad son notorias y con franqueza dice lo que piensa. Al deslindarse de los partidos se siente con libertad para hablar. Ya en Guanajuato causó incomodidad al gobernador al sugerirle que le dé espacio a Libia, la gobernadora electa, y no le genere problemas debido a decisiones que está tomando al final de su gobierno.
El liderazgo de Xóchitl incluye divergencia ya que no se puede hacer lo mismo siempre, además hay que plantearse distintas formas de hacer las cosas proponiendo innovación. Todo esto hay que hacerlo alegremente por amor al país. ¡Esa es Xóchitl!