LA MINISTRA Norma Piña decidió, por fin, dar un punto de vista sobre la iniciativa presidencial de reforma judicial. Fue interesante cómo planteó que si no existe un diálogo con víctimas y usuarios del sistema de justicia, podría errarse el camino del necesario cambio en el Poder Judicial.

PIDIÓ NO CAER en una salida fácil o empezar de cero. Y frente a la propuesta de elegir a jueces y ministros en urnas, Piña dijo que eso favorecerá al más popular o a quien quede mejor con grupos de interés. Es decir, que los favoritos de grupos fácticos, de todo tipo, serían los más aventajados en una contienda electoral.

NO LLEGARÁ el más capacitado ni el que pasó años estudiando para un concurso de oposición también expresó la ministra. Lo dijo horas después de la conferencia mañanera presidencial donde AMLO, sin mayores rodeos, afirmó que hubiera preferido que se nombrara a personas sin experiencia como jueces y magistrados, esto es, recién egresados de la carrera de Derecho.

SEGÚN él, de esa forma llegarían con muchos ideales y cero corrupción. La respuesta de la ministra presidenta de la Corte no pudo ser más elocuente: pareciera que la clave del éxito fuera la improvisación. Nomás le faltó agregar: como en muchos otros ámbitos de la Administración pública.

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AHORA SI QUE se pasó de sincera la alcaldesa de Acapulco, la morenista Abelina López, al decir que la violencia en el puerto la rebasa. Los acapulqueños ya se habían dado cuenta desde hace mucho de ello; y de cómo el asunto impacta en el turismo y en los propósitos de recuperación de ese municipio tras el desastre provocado por “Otis”.

A CONFESIÓN de parte, relevo de alcaldesa. Si ella admite que no puede con el paquete, debería pensarse muy en serio la integración de un gobierno municipal representativo que atienda los serios problemas en Acapulco y que doña Abelina dé un paso al costado. ¿O qué tiene que ocurrir para hacer correcciones en la estrategia de seguridad y en la gobernabilidad?

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POR MÁS que el gobierno federal ha gastado hasta lo que no tenía en el proyecto, la refinería de Dos Bocas sigue siendo uno de los mayores pendientes del sexenio. Aunque ya prácticamente no se habla de ella, la realidad es que el retraso en el inicio de sus operaciones se sigue alargando y alargando.

EL COLMO es que las fallas y desperfectos en las instalaciones siguen a la orden del día. Apenas el fin de semana se reportó una fuga de gas en la planta, cuyas actividades se mantienen en completa opacidad. Como si refinar petróleo fuera secreto de Estado.

 

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