Pedrito, María y Luis se encuentran en situación de desamparo, ya que sus padres, por una u otra razón, no pueden hacerse cargo de ellos.
Miguel tiene autismo y Rosita síndrome de down. Ambos necesitan recibir una atención temprana, oportuna y especializada que incluya revisiones médicas regulares para controlar su desarrollo físico y mental.
Marta es una chica embarazada que ha sufrido el rechazo de su novio y su familia y no tiene a donde ir. Cristóbal es un anciano sin hijos y con muchas carencias que requiere de cuidados. Jonathan merodeaba por las calles con su pandilla, su vida cambió cuando aprendió a tocar un instrumento musical llegando a formar parte de una orquesta, su autoestima creció y su familia se enorgullece de sus logros. Sonia aprendió a coser y ahora hace prendas para vender dando mejor calidad de vida a sus hijos.
Estas historias y muchas más han tenido un final feliz gracias a las asociaciones civiles que reciben apoyo del Fidesseg y pueden así solventar muchas de las necesidades que tiene Guanajuato.
El Fidesseg es un fideicomiso basado en una iniciativa ciudadana que nace del empresariado con el fin de financiar obras, infraestructura, proyectos y acciones prioritarias en materia de desarrollo social y seguridad pública para el Estado de Guanajuato y que estarían a cargo de las asociaciones civiles. Así, estas podrían llevar atención y servicio a las comunidades brindando una mejora en la calidad de vida de las y los guanajuatenses.
En estas últimas semanas las asociaciones civiles altruistas y no lucrativas recibimos un bombazo inesperado al enterarnos que los diputados del grupo parlamentario del PAN en el Congreso de Guanajuato harían un exhorto a la Secretaría de Finanzas para la extinción del Fidesseg. Posteriormente el asombro creció ante la aprobación del mismo.
Son varios los motivos que se mencionan para extinguir este fideicomiso. Se alega lentitud en los procesos y entrega de recursos. Para ello habría que eficientar los procedimientos y agilizarlos. Se siguen las reglas de operación que marcó Sedeshu y se toman el tiempo de revisar que todo esté en orden y legal. ¿Puede mejorarse? Sí, pero no debe ser pretexto para extinguirlo ni de cambiar lo que bien funciona.
Se argumenta que existe a la fecha un subejercicio en los recursos del fondo por $1,500 millones. Desde 2019 el Fidesseg se instrumentó. Tomó un tiempo estructurarse y darse a conocer. Muchas asociaciones no conocían su existencia, otras trabajaban muy bien pero no estaban constituidas legalmente para poder acceder a los recursos. Tuvieron que profesionalizarse. A través de las asociaciones Actuando por Guanajuato y Fe Guanajuato, se coordinan las diversas propuestas de proyectos sociales y se brindaban a la vez asesorías y capacitaciones para lograr su viabilidad.
Con la llegada del COVID y la veda electoral se suspendieron los apoyos. Seguramente con el tiempo esos recursos ya resultarían insuficientes para cubrir tantas necesidades.
Se habla de malos manejos en el destino de los financiamientos. Si tienen pruebas que las presenten y se proceda conforme corresponde. Pero es injusto que las asociaciones se queden sin apoyos y los beneficiarios desprotegidos por supuestos pecadores. Eliminar el Fidesseg perjudicaría a un gran sector vulnerable de la población.
La decisión de extinguir los recursos y el modelo de trabajo se encuentra en manos del gobernador Diego Sinhue Rodríguez. En la tierra de la mente-factura es incongruente que se diera tal retroceso. Debemos construir juntos alianzas entre gobierno, empresarios y asociaciones civiles que pueden llevar atención y servicio a miles de beneficiarios a las comunidades.