En recientes conferencias sobre estudios antropológicos que muestran cómo opera la delincuencia organizada en el territorio que le interesa controlar, el académico de la Universidad de Columbia, Claudio Lomnitz, explica en la sede del Colegio Nacional cómo sucede esta letal invasión a las comunidades. Los videos de las conferencias pueden ser vistos en YouTube.
El antropólogo utiliza el término de soberanía negativa para exponer la profundidad a la que ha llegado el crimen en colonias y barrios mexicanos para establecer su hegemonía. Exhibe cómo se enchufan con los grupos de jóvenes, organizados en pandillas, para convertirlos en sus aliados incondicionales. Cómo operan los pactos de fidelidad a la organización y cómo se castigan las traiciones con la pérdida de la vida y hasta la ejecución de sus familiares, estableciendo una ejemplaridad que algunos especialistas denominan “horrorismo”.
Por su parte, el Estado, y uno de sus elementos, el Gobierno, nos revela sus carencias. No cuenta con herramientas para poner freno a una descomposición social galopante. Hay extensas zonas del territorio en las que se ha perdido el control para garantizar la vida de los ciudadanos y los derechos de propiedad de estos. Frente a la agresión cada vez más generalizada, no hay respuestas efectivas. Poco a poco, las capacidades para avalar la supervivencia del ciudadano en tan peligrosas condiciones y salvaguardar sus bienes se traspasan del gobierno a la organización delictiva. Esta se convierte automáticamente en la depositaria de la soberanía que antes se encontraba en manos del Gobierno. Esa es la denominada soberanía negativa, un concepto todavía sujeto a múltiples debates académicos, pero que Lomnitz utiliza para ilustrar la problemática que enfrenta la sociedad mexicana.
Resulta crucial defender con denuedo los territorios donde habitan los más débiles y propensos a ser colonizados por la criminalidad profesional. Especialmente los jóvenes, que son rápidamente enrolados, convertidos en adictos y utilizados como carne de cañón por los delincuentes. Así, barrios y colonias en muchos lugares, en una evolución normal del fenómeno, han acabado con todos sus adolescentes asesinados. Los murales tipo grafiti, en los que aparece la Virgen de Guadalupe flanqueada por la Santa Muerte y San Judas Tadeo, son mudos testigos del listado de toda la juventud asesinada, consignada en las listas que se incorporan al mural guadalupano.
La injusticia es la resultante de una violencia demoledora. Rompe toda la convivencia comunitaria. Nadie quiere saber nada de nada. Hasta el chisme, síntoma normal en cualquier manifestación gregaria, desaparece. El desconocimiento de lo que sucede a nuestro alrededor es una endeble forma de protegerse en el reinado de lo siniestro. Y como víctimas de todo ello, siempre los niños, los jóvenes y las mujeres. La parte más vulnerable de la sociedad.
Frente a esta tremenda realidad, en Guanajuato capital hoy nos enfrentamos a la decisión de nuestro atrabiliario alcalde de llevar a cabo un concierto con servicio de bar en el estadio de beisbol San Jerónimo. Allí se presentará Natanael Cano, la estrella juvenil de los “corridos tumbados”, cuyas canciones son apologías de diversos comportamientos y modas de los criminales. Fatal modelo para una juventud a la que trata de seducir y atraer la delincuencia.
Constaten las incongruencias del gobierno. En diciembre de 2023, se intentó realizar una audición del cantante Luis Miguel en el estadio Domingo Santana en León. El permiso no se expidió porque el coliseo solo podía ser usado, de acuerdo a su decreto, para actividades deportivas. En el caso del estadio San Jerónimo, de conformidad con el Decreto 203 del 9 de julio de 1996, se consigna su función y destino como campo deportivo, y se previene que será revertido al gobierno estatal en caso de que el donatario cambie su uso o destino.
Mientras en León, por congruencia, se decidió acatar la normatividad, en Guanajuato el capricho del Alcalde de convertir una instalación deportiva en centro de espectáculos con cantina no lo frena nadie. Acá la ley no es la ley, el Ayuntamiento brilla por su ausencia, mientras el abusivo Presidente Municipal hace lo que le viene en gana, al tiempo que pone como héroe a un cantautor panegirista de los delincuentes. Desean que en este Guanajuato violento, manchado de sangre, el mal ejemplo cunda.
LALC