Islandia es un país de 366,000 habitantes situado muy al norte, casi en medio del Atlántico. Es habitable gracias a que a su lado pasa la corriente del Golfo, haciendo que la temperatura del mar aumente.
La isla está llena de volcanes y glaciares. Su población tiene niveles extraordinarios de educación y el país posee una característica especial: el 100% de sus jóvenes son ateos. Su gobierno es de tipo parlamentario y cuenta con una burocracia profesional.
En 2016 se descubrió a su primer ministro en los “Panamá Papers”, lo que provocó una multitudinaria manifestación que lo obligó a dimitir y salir del país de inmediato. Lo corrieron.
Su selección de futbol calificó a la Eurocopa de 2016, llegando a semifinales y también ganándose un puesto en el siguiente mundial. Cuenta también con buenos equipos de basquetbol y balonmano, pese a su poca población y sus limitaciones climáticas.
El país nórdico mantiene la tasa de consumo de drogas más baja de Europa, logrando disminuir el uso de sustancias psicotrópicas en su población adolescente. ¿Cómo lo han hecho? La respuesta es su apego y constancia en el cumplimiento de un programa muy bien diseñado, para modificar conductas indeseables, estableciendo factores de protección para niños y jóvenes. Estos factores son: el tiempo en familia, deporte y artes (música, pintura, escultura y danza).
Otra medida importante es la distribución del “carnet del ocio”, algo similar a las “tarjetas rosas” de Guanajuato, pero este programa sí está bien pensado y sirve. Se trata de la entrega de un subsidio para pagar inscripciones y mensualidades a los cursos de desarrollo individual deportivo y artístico de infantes y adolescentes. Los islandeses no tiran los recursos ni los usan para comprar votos. Se esfuerzan para construir ciudadanos sanos.
Pues bien, emocionado por los buenos resultados de ese pequeño país, el gobierno estatal del gobernador Rodríguez, decidió contratar, por 67 millones de pesos, el programa Planet Youth para aplicarlo en Guanajuato. La inversión total reportada hasta ahora supera los 200 millones de pesos.
Contra viento y marea, Alejandro Navarro, el abusivo alcalde que padece la capital del estado, promueve un narcofest, con la presentación del cantante de corridos “tumbados” Natanael Cano. Resulta curioso que hasta ahora no se ha pronunciado en contra nadie de gobierno estatal, del área de Salud, ni la presidenta electa Samantha Smith, ni la gobernadora electa, ni el abad de la ciudad. Todos contribuyen con su silencio a que el concierto de narcocorridos se lleve a cabo en el recinto deportivo de San Jerónimo.
La autoridad asume, sin vergüenza, su deslealtad al programa Planet Youth, mientras se otorgan, sospechosamente rápido e ilegalmente, permisos y licencias para convertir el estadio de beisbol de la ciudad en cantina.
Guanajuato capital se encuentra estupefacto ante el delirio gubernamental de llevar a cabo este evento musical, en franca contradicción a las pautas del programa Planet Youth.
Algo muy turbio hay detrás de la conducta del alcalde y la cobertura defensiva que le otorgan funcionarios estatales del más alto nivel. Prefieren liquidar, en los hechos, el programa antidrogas islandés, que cancelar el reventón organizado en la sede deportiva de San Jerónimo. Hay sospechas: posiblemente participan como socios y promotores del concierto-cantina diversos funcionarios municipales y estatales; o bien se trata solamente de una acción recaudatoria para contribuir a sufragar los onerosos gastos de campaña, que incluyeron una compra de votos multitudinaria.
Tampoco descartemos una posición de derrota oficial frente al crimen organizado y la aceptación de todas sus consecuencias. Cualquiera de las opciones, o todas combinadas, significan una dolorosa y terrible situación para nuestro municipio y el estado. Entregarán un desastre monumental, mientras arrojan a la basura 67 millones de los contribuyentes.
Ni modo, el famoso programa islandés ya valió en Guanajuato.
Cuando Islandia se tropezó en Guanajuato
La autoridad asume, sin vergüenza, su deslealtad al programa Planet Youth, mientras se otorgan, sospechosamente rápido e ilegalmente, permisos y licencias para convertir el estadio de beisbol de la ciudad en cantina.