El Bajío es una depresión topográfica que tiene en el oriente, al altiplano central y en el poniente a los inicios de la Sierra Madre Occidental. Quiso la naturaleza que, en la transformación geológica, el perfil tuviera apenas los mil 800 metros por sobre el nivel del mar, por lo que, con el paso del tiempo, desde Querétaro hasta Aguascalientes, perdimos vegetación y almacenamos algunas reservas de agua que el suelo permeable guardaría para las generaciones humanas que poblaríamos la región. El Bajío tuvo su origen hace millones de años en un enorme lago de la era del Pleistoceno. Las erupciones del Eje Volcánico Transversal transformaron el terreno y provocaron la salida de las aguas a través del cauce del río Lerma.

Las sierras de la región, rondan los 2000 metros de altura y han perdido su masa arbórea en los últimos cien años; es probable que ahora solo estemos viendo el 10% de lo que vieron los ojos de los insurgentes en el siglo XIX. En el norte de León, la Sierra de Lobos es una evidencia de lo que podemos hacer los seres humanos para depredar un ecosistema y acabar con él. Esta sierra, ya como área natural protegida, declarada hace casi 30 años, tiene 127 hectáreas en su Decreto y en ella quedan especies como el bosque de encino, chaparral, matorral subinerme y matorral espinoso, y que regulan el flujo de agua hacia las partes bajas, recargan aguas subterráneas, retienen el suelo, hacen fijación del carbono y son hábitat de fauna silvestre. Es, ni más ni menos, el productor de oxígeno e infiltrador de agua para León; el “tinaco” de la ciudad, aunque haya perdido los pinos mexicanos originales que tuvo.

Cuenta con una diversidad biológica importante, encontrándose numerosas especies de aves y mamíferos, como el venado cola blanca, aunque los lobos mexicanos se extinguieron hace dos siglos. Los climas que tenemos son los templados húmedo y subhúmedo. Tiene, además, no lo podemos ignorar, recursos minerales que de explotarse, acabarían con la sierra. De acuerdo al programa de manejo realizado por el gobierno del estado, en Sierra de Lobos, hacer “acciones de agricultura sustentable, aprovechamiento controlado de los bosques, introducción de especies de fauna silvestre, acuicultura, establecimiento de viveros y reforestación, infraestructura para la recarga de mantos acuíferos y control de azolves, actividades recreativas, de educación y capacitación ambiental”.

La sociedad ha participado en la protección de la Sierra de Lobos; se constituyó la asociación civil  “Area Natural Protegida Sierra de lLbos” hace más de 20 años. Se cuenta con espacios de cultura y educación ambiental como el CERCA (Centro Regional de Competitividad Ambiental) y hay espacios para campamentos juveniles y fraccionamientos que buscan ser ecológicos en su concepto. Pero el ecosistema es frágil por la acción de las personas. Y En los años recientes, con el fracaso del proyecto de la Presa El Zapotillo y de la compleja idea de traer agua de la Presa Solís, el gobierno debió considerar como opción, la sustentabilidad de la cuenca de la Sierra de Lobos, de donde baja la totalidad del agua de lluvia superficial que cae a León.

Pero el área tiene sus complejidades, pues está constituida por pequeñas y grandes propiedades y en menor medida, por predios ejidales. Además, la sierra está ubicada en los municipios de Ocampo, San Felipe y León; el alcance de la protección en parte es federal, en parte estatal y en parte municipal, pues los aspectos de concesiones de agua, explotación de bancos de material, reforestación, presencia de grupos delictivos, pastoreo de ganado, cacería furtiva, entre otros, requieren acciones concertadas entre numerosas instancias.

Estoy inserto en esta sierra desde 1998 en que con Don Jorge Arena iniciamos acciones de reforestación con la UTL y de allí en adelante, al formar la asociación civil Agua y Bosque, pudimos reunir a simpatizantes para la protección de la sierra. En este cambio de autoridades tenemos la oportunidad como sociedad y gobierno, para incrementar acciones para “sembrar el agua” que baja a León y contribuir también a mitigar el cambio climático. No hay otra alternativa para tener agua a futuro, que la cuenca de la Sierra de Lobos. 

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