La buena voluntad y la decisión histórica del Gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue y de la ex Secretaria de Gobierno, Libia García, para contar con los notarios necesarios en el estado, se ha ido al traste por procesos de selección y exámenes fallidos de parte de funcionarios públicos incapaces y desconocedores de la materia Notarial.

No se puede discutir la relevancia social que tiene la función notarial para un Estado de derecho en nuestro país, en la entidad y en los municipios. Los notarios garantizan la autenticidad de documentos y actos jurídicos, al dar fe pública de ello.

Finalmente, el notario es el receptor de una fe pública que le otorga y que le delega o confiere el Estado, como persona proba y honesta para una función que es y se debe a la ciudadanía.

Actualmente en nuestra entidad existen 232 notarios titulares, 44 notarios auxiliares, aproximadamente 28 aspirantes a notario y 222 vacantes. El promedio de edad de los notarios en Guanajuato es de los 75 a los 80 años, con sus excepciones.

La pandemia y las muertes naturales por tema etario han provocado en gran parte las vacantes notariales que gobernadores anteriores no tuvieron la decisión de permitir que fueran cubiertas, hasta que lo hizo Diego Sinhue.

Pero los procesos para selección y nombramiento de notarios auxiliares y notarios titulares han estado llenos de errores y mencionaré los más importantes ocurridos en el más reciente examen de “oposición” para cubrir notarías.

Los propios funcionarios organizadores violaron las reglas de las convocatorias como el hecho de publicar de última hora, en el Periódico Oficial, otra lista de aspirantes que se sumaron al examen de oposición, sin tomar en cuenta al Colegio Estatal de Notarios.

Citan con una hora de anticipación y finalmente se hace el examen tres horas después, excusando estar deliberando sobre el examen a realizar.

El jurado se compuso de algunas  personas que no son notarios (aunque sí abogados connotados) pero para qué exhibirlos y arriesgarlos a que cometan errores. Podrán contar con maestrías en Derecho, pero nunca han trabajado en una notaría, ni ejercido la función notarial.

La falta de respeto por parte de algunos de los empleados de Gobierno, de la Dirección de Notarías, durante el examen y del personal del Tec expresando palabras ofensivas denostando a los participantes como la de “son unos burros”, “solo están perdiendo el tiempo”, “ese examen en dos horas se resuelve”, entre otros comentarios y risas de los que varios sustentantes fueron testigos de lo comentado.

Se contrató al Tec de Monterrey (seguro por alguna cifra millonaria) para organizar el proceso de examen, cuando hubiera sido mejor elegir para ello a la Universidad de Guanajuato, que tiene una tradición y prestigio mayor en el tema jurídico y humanista, se argumenta que para transparentar también el proceso, como si se desconfiara de la institución notarial y del área de gobierno responsable de este proceso.

Las preguntas, en su mayoría, estuvieron mal elaboradas, mal planteadas, inentendibles y un examen más bien dirigido a desarrolladores, constructores o gestores de oficinas de desarrollo urbano; otras preguntas eran chistosas y hasta absurdas o cayeron en lo grotesco, ya ni decir de las posibles respuestas.

La falta de seriedad y respeto del personal del Tec y empleados de Gobierno con su terrible y exagerada “pasarela”, por el costado y al interior del salón, con tortas, cocas, tacos, lunch y demás cosas y ruidos que no permitieron un ambiente propicio, de respeto  y adecuado para un examen de oposición notarial.

Para justificar quizá el gasto, la gente del Tec elaboró tres folletos o formularios para “organizar el examen”, como uno de protocolo para el caso de necesidades fisiológicas o el manual para el uso de la computadora y del programa o sistema que se les “cayó” en exámenes pasados, no se aprende de los errores.

Fue un examen en el que se incluyó a aspirantes que no eran notarios auxiliares y curiosamente son los que aprueban. (Bien por ell@s) y reprueban a quienes tenemos lustros y décadas trabajando en las notarías.

Tanto los notarios titulares  como los auxiliares estamos de manera permanente en capacitación y cursos de actualización que se deben cubrir y reportar para mantener la certificación y la fe pública.

Un proceso adecuado para la cobertura de vacantes de notarios pueden ser las revisiones y auditorías procedimentales in situ; es decir en tu lugar de trabajo, en el que se compruebe la calidad y cantidad de instrumentos notariales, con verdaderos expertos en esta labor tan demandada e importante para la sociedad. Hoy en día un transitorio a la ley vendría a resolver el cúmulo de errores sobre todo a quienes ya cuentan con la fe notarial.

 

RAA

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