“Si no importa quién gana o pierde, ¿entonces para qué tienen el marcador?”. 

Vince Lombardi

Tijuana.- Por supuesto que los Juegos Olímpicos y el deporte de alto rendimiento importan: inciden de manera relevante sobre el ánimo de las naciones. Por eso los políticos siempre buscan aprovechar los triunfos de los atletas. 

Los dos grandes rivales en París en el medallero olímpico fueron Estados Unidos y China. La ausencia de Rusia disminuyó la competencia en muchas especialidades. En 2016 en Río de Janeiro, la última vez que se le permitió participar con un equipo nacional, consiguió 56 medallas, 19 de oro, y fue cuarto en la tabla. 

En este 2024 Estados Unidos obtuvo 40 de oro y 126 en total; China, 40 de oro y 91 en total. Los siguientes lugares del medallero fueron ocupados por Japón, Australia, Francia, Países Bajos, Gran Bretaña y Corea del sur. Pero quizá sea injusto evaluar el éxito de un país solo por el número de medallas, ya sean de oro o totales, porque los países tienen poblaciones muy diferentes. 

Estados Unidos obtuvo en París solo 0.38 medallas por cada millón de población (Bloomberg), cifra bastante baja comparada con otros países. China recibió únicamente 0.06 medallas por millón. Italia, que no da la impresión de ser una gran potencia deportiva, consiguió 0.68 medallas por millón, casi el doble que la Unión Americana y 10 veces más que China. Francia, en sus propios juegos, conquistó 0.97 mientras que la Gran Bretaña 0.96. Las grandes potencias deportivas en esta comparación son países como Australia con 2.01 medallas por millón, Hungría con 1.96 y Países Bajos con 1.93. Nueva Zelanda, sin embargo, sorprende con un espectacular 3.90. 

Algunos países pequeños y poco desarrollados tienen resultados excepcionales por su competitividad en unas cuantas pruebas. Es el caso de Jamaica que, con un oro, tres platas y dos bronces, logró en París 2.19 preseas por cada millón de habitantes.

Ciertas islas caribeñas con escasísima población obtuvieron resultados extraordinarios. Granada, con dos bronces, registró 17.54 medallas por cada millón. Dominica, con la primera medalla de su historia, el oro de Thea LaFond en salto triple femenil, alcanzó 13.51 medallas por millón. Santa Lucía, con un oro y una plata de la velocista Julien Alfred, las primeras también de su historia, alcanzó 11.05 medallas por millón. 

Cuba, un país de grandes triunfos históricos, tuvo en París nueve medallas, dos de oro, 0.82 por millón. El equipo cubano solo registró 69 atletas, su menor participación desde 1968, reflejo de la crisis económica permanente de la isla. Sin embargo, 22 atletas nacidos en Cuba compitieron por delegaciones de otros 10 países. En el salto triple varonil se dio un caso extremo: Jordan Alejandro Díaz ganó oro por España, Pedro Pichardo obtuvo plata por Portugal y Andy Díaz bronce por Italia, pero los tres nacieron en Cuba. 

México consiguió tres platas y dos bronces. Hemos celebrado, pero es decepcionante: solo 0.04 por millón de población. Esto es producto de un sistema educativo en el que no se practica el deporte y de un apoyo virtualmente inexistente a los atletas de alto rendimiento. España, que en los años sesenta y setenta tenía resultados olímpicos inferiores a los de México, que no consiguió medallas en 1964 y 1968, y solo un bronce en 1972 y dos platas en 1976, tuvo 18 en París, 0.38 por millón, con cinco de oro, incluyendo la muy codiciada de futbol masculino. 

Hay quien piensa que el deporte de alto rendimiento es pura vanidad, pero los triunfos infunden ánimo en la población y promueven la práctica del deporte masivo. Nuestros políticos se paran el cuello con los medallistas, pero no están dispuestos a apoyar un deporte más competitivo. 

Declaraciones

El Mayo Zambada ha escrito que fue secuestrado cuando iba a reunirse con el gobernador de Sinaloa Rubén Rocha y el posteriormente asesinado Héctor Cuén, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa. AMLO descalifica las declaraciones de criminales cuando implican a sus amigos, pero las aplaude cuando involucran a sus enemigos. 
 

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