“Fue una elección limpia”, “un triunfo contundente”, argulló Sheinbaum, virtual presidenta de México, después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) validó el cómputo de la elección presidencial, pues no encontró irregularidades. Sheinbaum afirmó que ha sido una elección limpia, con una participación histórica del pueblo que alcanzó casi los 36 millones de votos, que refuerza la confianza en el proceso electoral al representar un mandato claro del pueblo de México que va a cumplir”, declaró cuando la coalición Sigamos Haciendo Historia, (y sí que la hace, pero historia negra), pretende apropiarse 10 millones de votos que el electorado jamás le concedió. ¿Ese es el mandato del pueblo? La 4T pretende violar de nueva cuenta la Constitución al tratar de hacerse del 75% de curules en el congreso, cuando el electorado solo le concedió un 54%, en el entendido que nuestra Carta Magna establece, además, que “ningún partido político podrá contar con más de 300 diputados por ambos principios.”

¿Cómo pudo afirmar la realización de “una elección limpia” cuando todos los medios de difusión documentaron los actos anticipados de campaña prohibidos por la legislación electoral? Dichos actos iniciaron con 2 años de anticipación al aparecer bardas pintadas a lo largo y ancho del país, así como anuncios espectaculares, con los lemas “Para que siga la transformación” y el hashtag #EsClaudia, cuando todavía fungía como jefa de gobierno? ¿Dónde estaba nuestro tribunal, un lupanar, ante estos hechos? 

La coalición reportó al INE un gasto de 303 millones en el periodo de campaña, cuando la renta promedio de un anuncio espectacular (y fueron miles), varía entre 20,000 y 40,000 pesos o más, al mes, en el país. ¿Y los enormes gastos, durante tanto tiempo, de acarreo de personas humildes a los diversos foros, la contratación de autobuses, alimentos y dádivas, además de servicios hoteleros y aéreos, los escandalosos sobornos a ciertos diarios, estaciones de radio y TV, sin olvidar los anuncios hasta en Times Square, en Nueva York? 

El propio TEPJF reconoció que AMLO violó la neutralidad del proceso electoral “de manera excepcional”, pero que “no hubo elementos para considerar que influyera en el voto de la ciudadanía”. ¿Cómo.? ¿Qué.? Ningún presidente, en el México democrático, ha sido acusado de cometer tantas violaciones al proceso electoral, entre otros severos cargos, por medio de declaraciones de apoyo a su candidata como AMLO, al mismo tiempo que descalificaba a la oposición de sus conferencias mañaneras y, sin embargo, para dicho tribunal no fueron causas graves. El INE “solicitó” a AMLO se abstuviera de expresiones sobre temas electorales y, sin embargo, dicha institución, antes orgullo de México, se abstuvo de sancionar ni pudo impedir la comisión de reiterados delitos electorales de parte de AMLO.

¿Y los casi 20,000 “siervos de la nación”, los actuales “mapaches electorales”, de extracción priísta, cuyo costo de la nómina de más de 3,300 millones anuales, es inferior en 50 millones de pesos al presupuesto asignado al total de los partidos políticos para gastos de campaña en 2024, que chantajearon con recursos públicos al electorado depauperado, a cambio de que votaran por la coalición presidencial? ¿A esta conducta, ilegal a ojos vistas -los recursos del erario tienen un destino específico en nuestra Constitución- se les puede calificar como “elección limpia”?

El gasto en “programas sociales” se disparó 131% en este sexenio llamado a pasar a la historia como el “sexenio de la infamia”. En 2019, AMLO, gastó 320 millones de pesos, cifra que se elevó a 741 mil millones de pesos en 2024 en recursos destinados a la compra de voluntades electorales disfrazada, en parte, de ayudas a los sectores marginados de la nación, amenazados que, de no votar por Morena, perderían los beneficios anteriores. 

¿Se puede hablar de una “elección limpia” de respetar “un mandato del pueblo”, de “reforzar la confianza en el proceso electoral”, en el contexto anterior? Nadie protestó ante la escandalosa malversación de fondos del erario. ¿Ni el INE ni el TEPJF, cooptados por la 4T, encontraron irregularidades? ¿México se merece una purga? ¿Todo está podrido? ¡Es obvio que este mismo mes Sheinbaum será nombrada presidenta electa! El INE, el TEPJF, lector y el tiempo tienen la última palabra.

 

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