Fíjense ustedes, amables lectores, y les suplicamos medir las implicaciones: antes de ser secuestrado había contra Ismael Zambada, “El Mayo”, CUATRO órdenes de aprehensión.

Parece que en este país las órdenes de aprehensión son como las llamadas a misa: el que quiere va y el que no, no.
Dicen los sinaloenses que Zambada vivió unos 50 años resguardado en una zona de Culiacán conocida como “El Salado”.

Su jefe de escoltas, su GUARURA número uno, era José Rosario Heras López, COMANDANTE de la Policía de Investigación de la Fiscalía General de Sinaloa, y responsable, precisamente, de la zona de “El Salado”.

Quienes cuidaban a “El Mayo” pues, eran -supuestamente- quienes debían arrestarlo para cumplir las órdenes de aprehensión.
Sin embargo, nunca lo hicieron y las razones son obvias: la Policía de Sinaloa trabaja para los grandes capos, no para los sinaloenses.

Tanto el Tlatoani Tabasqueño, como el Gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, declararon que “NO SABÍAN NADA” respecto a la labor de guaruraje para uno de los capos más buscados de México, realizado por un elemento policiaco.

¿Y el comisario de la Policía de Investigación de Sinaloa no sabía nada tampoco?

El Comandante Heras no le informaba a nadie de sus actividades, andaba todo el día cuidando al señor Zambada, ¿y nadie de sus jefes estaba enterado?

No hay forma de explicar todos los sucesos que ya se conocen respecto al caso “Chapito”/Zambada sin arribar a la conclusión de que existe en Sinaloa, y otras entidades, una relación entre la política y el narcotráfico.

Narra Zambada en la carta difundida por él que en la emboscada en la que cayó, junto con su amigo -posteriormente asesinado- Héctor Cuén, Diputado federal electo por la coalición PRI-PAN-PRD, se percató a su arribo a la cita de un grupo de personas con UNIFORME MILITAR, y que asumió que eran la “escolta” de “El Chapito”.

O sea, ¿los militares también “cuidan” a los capos o les prestan sus uniformes a sus guaruras?

¿Qué se debe entender en este tipo de relaciones, en las que a los grandes capos no se les hace raro ver a “militares” custodiando a otros capos?

Esto tiene que ser investigado de manera seria, con peritos imparciales, no con la misma FGR cuyo único interés es servir al Tlatoani y ayudar a zafarlo de las broncas en las que se mete por andar protegiendo a quienes debe perseguir y persiguiendo a quienes debe proteger.

Con lo que ya se sabe: el asesinato de Cuén y la “desaparición” de Heras, más el hecho de que Zambada se trepó a la alfombra mágica de Aladino y como por arte de magia apareció en un santiamén en un aeropuerto privado en Nuevo México, donde lo esperaba el FBI. Las sospechas crecen y las preguntas se multiplican.

Falso lo que afirmaron Rosa Icela y el Presidente de que el avión que transportó a Zambada/”Chapito” salió de Hermosillo, falso que era un Cessna 205 y falso también que el piloto era un norteamericano.

Si nos basamos en lo relatado por “El Mayo” el avión salió muy probablemente de CULIACÁN, ¿acaso la Comandancia del Aeropuerto no sabe nada?, ¿no hay plan de vuelo, registro, lista de pasajeros y nombre del piloto?

¿Cómo es que no saben DE QUIÉN ES LA aeronave Beechcraft King Air 200 que SÍ llevó al “Chapito” y a Zambada? ¿Quién era el piloto (Zambada afirma que sólo iban él, “Chapito” y el piloto)?

Ésta es información básica que existe -o debe existir- en todos los aeropuertos mexicanos controlados, ¿a quién sobornaron para armar un vuelo fantasma que no quedó registrado?

Hay poder detrás de esta narconovela, influencia y fuertes intereses.

Sin embargo, nos quieren hacer creer a los mexicanos que el “Hombre Mejor Informado de México”, o sea el Presidente, no sabe nada de nada.

Y que su amigo y correligionario morenista, el Gobernador de Sinaloa, originario de Badiraguato, cuna de “El Chapo”, tampoco sabe nada de nada, ni siquiera lo que andan haciendo los judiciales.

Si esto es cierto ¿por qué NO HA SIDO CESADO el Comisario General de la Policía de Investigación, a su vez jefe del escolta de “El Mayo”? ¿Por qué ni siquiera ha sido citado a declarar?

¿Cómo pueden decir que algo “está mal” (ambos) y, sin embargo, NO HACER NADA AL RESPECTO?

Como afirmó Shakespeare: “¡Algo apesta en Dinamarca!” (¿o siempre no somos iguales?).

 

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