Hay esperas que se prolongan, ilusiones que se duermen en los años y recorren el mundo impulsadas por el viento, lejanas, como las viajeras nubes que sólo veo pasar. A veces me pongo a pensar en las cosas que desee tener y que con el tiempo llegaron a mis manos, ya cuando no las esperaba, corrieron a mi vida después de haber recorrido el mundo, recompensando mi paciencia, abriéndose paso con prisa, instalándose a trompicones.

Hay otras que nunca se dieron, que a base de negativas se alejaron de mi pensamiento dejándome un sentimiento de no haber sido suficientemente valiosa, buena o merecedora  para habitar esos afectos. 

Después, comprendí que no era culpa mía que sus frutos no hubieran crecido y colgaran de sus ramas famélicos y diminutos, y al observar a la distancia, sentí pena por sus corazones atrofiados. Comprendí que hay anhelos que caducan y ya no tienen sentido en la adultez, y que llegue al rellano de mi escalera, saltando algunos escalones.

Muchos días quisiera que me pertenecieran las resoluciones, y ante la incapacidad de mis capacidades, me siento frustrada, me doy cuenta que sólo estoy en posibilidad de tomar mis propias decisiones, que mis deseos de unión y solución quedan archivados para mejores días, pues no puedo forzar ni añadir nada, sólo me queda seguir esperando. 

Pero hay veces que se acortan las distancias, que se abre el cielo y brota el sol como una flor de entre las nubes, que la espera llega a su fin, que todo se acomoda y siento el corazón alegre y tibio, y ese aliado, compañero de cien batallas que me habita, me dice que está contento en cada uno de sus latidos. 

Entonces me siento tranquila, contemplo mi sol compartido que sale para todos a diario, y lo siento alumbrar mi vida en exclusividad como si fuera propio. Y sólo me queda agradecer, sólo eso, caminando en un manto de terciopelo. 

Al igual que todos he estado sometida a muchas esperas, en las que se ha medido mi paciencia y fortalecido mi corazón, en algunas con el tiempo se han pulverizado como flores secas, demostrándome la inutilidad de seguir esperando.

He entendido que no por mucho esperar se detendrá mi tiempo y mi historia se escribe a cada paso que voy dando.

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *