Sin duda es muy loable la labor de un cronista de una ciudad, cualquiera que esta sea, pero en especial estimo que el momento que vive nuestra ciudad de León, Guanajuato, desde hace cuarenta años, ha sido crucial para captar los detalles y personajes que han influido en su desarrollo y crecimiento inusitado como nunca en sus anteriores cien años, donde se mantuvo con cierto ritmo estandarizado de avance social, económico e industrial, pausado y digamos normal al de otras latitudes.
La labor que han emprendido los cronistas se ha limitado al estudio e investigación del acervo con que se cuenta, siempre hurgando en el pasado y aprovechando esos datos en las distintas efemérides de la localidad, las publicaciones que se promueven van encaminadas a ese fin. Desde que conozco aquí a quienes ocuparon tales cargos, han marcado esa pauta, como el gran amigo, colega y contemporáneo Mariano González Leal, Don Eduardo Salceda López y el insigne Carlos Navarro Valtierra y su inagotable vena de publicaciones históricas de nuestra ciudad.
No obstante y retomando nuestra primera idea, podría iniciarse por recopilar con datos bien verificados y corroborados a las constructoras y sus promotores inmobiliarios más destacados y ya históricos, pero de esta etapa reciente y lo que estamos viviendo ahora, para la prosperidad de nuestro municipio.
Podríamos iniciar y solo por mencionarlos de primera mano a los que recuerdo desde hace poco más de treinta años y que son los siguientes, algunos con nombre de los personajes y hasta de sus empresas: Pedro Hernández, Carlos Vieyra, Arcadio Valenzuela (Arva), Omar Cerezo, Arq. Loyola, Lic. Vizcaíno, Juan y Ricardo Succar, Arq. Ibarrola, los Arena Torres Landa con Alcon de las Lomas (Lomas del Campestre), Raúl Robles y Alejandro Pohls (Los Naranjos); Eugenio Cuevas (Ecupé), Mateo D’Amico, Emilio Cano (Emca), Medrano e Ibargüengoitia (Edificasa); Óscar Flores Pérez (Floper), Valente Aguirre, Ismael Plascencia, Raúl Espinoza, los González Urtaza y Lula Padilla (Igusa), Eduardo Gómez (Las Quintas, Mayorazgo, Punta del Este); Rodolfo y Gabriel Padilla (El Dorado); Guillermo Reyes (Guiar); Guillermo Santos, Mauro Garza y los Leaño (El Molino Residencial); Juani Torres Landa, Felipe Pablo Martínez y Roberto Plascencia (Cumbres del Campestre); Guillermo Velasco y familia (Gran Jardín, El Bosque y La Campiña); Balcones del Campestre, Luis Mariano Hernández (Mahersa); Facundo Castro, Jorge Carlos Obregón (Porta Fontana); Jorge Videgaray y Víctor Gutiérrez (Vigusa) y varios más que escapan a mi observación.
Esta sería solo una especie de “guía” para investigar y realizar un estudio serio en la Canadevi, CMIC y otras asociaciones, así como en los archivos del Implan, para ver cómo fue creciendo y hacia dónde la mancha urbana.
Otro rubro o segmento para relatar por un buen cronista moderno y su equipo de trabajo sería el concerniente a los desarrollos del IVEG, del Infonavit y ahora del Imuvi, a lo largo de sus actividades en León.
Y por último, como cereza del pastel de estos últimos cuarenta años, también podrían incluirse las áreas de centros y plazas comerciales, así como edificios de vivienda, de oficinas y de hotelería donde podrían mencionarse a Don Ernesto Gómez y su hijo Alonso Gómez; Zermeño y sus hermanos; Sr. Moncada; hermanos Padilla Padilla (Tres Hermanos); Salvador Oñate (Hotsson Grupo); familia Vera; familia González de Pablo (Torres San Mateo); Sáinz Arena y otros.
Ya de edificaciones hospitalarias, que se han ampliado y multiplicado tanto privadas como públicas, sería otro gran tema; más los campos de golf, áreas deportivas, centros de recreación y de arte; unidades educativas y centros universitarios por doquier; sedes de instituciones bancarias; hace falta descubrirlos, registrarlos y censarlos con sus protagonistas.
En fin, el cronista de León debe mantener una visión moderna y actualizada, hay mucho por hacer para el acervo histórico que será invaluable en los próximos años.
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