Que nadie se sorprenda, pero el 1 de diciembre del 2018, el mismísimo día de la toma de posesión de López Obrador declaró ante los Poderes de la Unión: “…hoy no solo inicia un nuevo gobierno, hoy comienza un cambio de régimen político”. 

Este próximo miércoles 28 de agosto, 3 de los 5 magistrados integrantes del Tribunal Federal Electoral, podrían confirmar el atentado cometido por la mayoría de los “consejeros” del INE en contra de nuestra democracia, al haberle conferido a Morena y a sus secuaces, el 74% del Congreso de la Unión, o sea la mayoría calificada, por lo que habrá quedado instalada una nueva dictadura en nuestro país en pleno siglo XXI con todas las imprevisibles consecuencias políticas, sociales, económicas e internacionales del caso. 

Los mexicanos, amantes de la libertad, construimos instituciones republicanas, sobre todo en los últimos 40 años, como el Tribunal Electoral, el INAI, la COFECE, el IFT, la CRE, el IFE, el INE, el INEGI y la CNDH, organismos autónomos garantes de nuestra supervivencia cívica, entre otros más, como la sobre representación legislativa y la mayoría calificada, así como la protección de las minorías legislativas para consolidar nuestro orden jurídico y nuestra democracia, ahora amenazada por una caterva de enemigos de las grandes causas de México que ignora la sangre derramada, las traiciones, la destrucción de nuestra economía, los millones de marginados, la devastación nacional, los asesinados, los fusilados, el esfuerzo de nuestros ancestros, los dolorosos lutos nacionales, la bandera tantas veces ensangrentada, las invasiones extranjeras armadas, las revoluciones y los magnicidios de 3 presidentes en 15 años: Madero, Carranza y Obregón.

Hidalgo, Morelos, Allende, Josefa Ortiz, Ponciano Arriaga, Mariano Otero, Juárez, Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez, Gómez Farías, Madero, Gómez Morín, entre otros tantísimos más, se levantarían de sus tumbas para execrar a AMLO y a sus verdugos, al estar a un paso de lograr una devastadora mayoría calificada, que el pueblo bueno, apuñalado por la espalda, jamás le concedió en las urnas.

Estamos frente a un monstruoso fraude a la Constitución, una traición en contra de la voluntad popular, el mayor atentado cometido en contra de la República desde que Victoriano Huerta mandó asesinar a Pancho Madero, a Pino Suárez, a Belisario Domínguez y a Serapio Rendón, entre otros más. Los integrantes de la coalición “Sigamos Haciendo Historia” serán recordados como los modernos huertistas destructores de las instituciones republicanas, que regresaron a México al país de un solo hombre, sin contrapesos políticos, como en los años trágicos y mutiladores de Santa Anna.

130 millones de mexicanos pendemos de un hilo muy delgado que, de romperse, advendría la imposición de una nueva tiranía que habríamos de sacudírnosla por medio de la violencia, como ha ocurrido a lo largo de nuestra historia. Nuestra democracia y nuestro futuro, dependen de tan solo 6 personas, 6 mexicanos, que bien pueden pasar a la historia o como los nuevos huertistas-morenistas (sería lo mismo) o los actuales juaristas, defensores de la soberanía y de la democracia de México: se trata de 3 magistrados de la sala superior del tribunal federal electoral que, por lo visto, aman más a AMLO que a México y de 3 senadores de la oposición. Si dichos “compatriotas” son víctimas de un chantaje o se dejan sobornar por los esbirros de la 4T o carecen de una estructura ética y de amor por México, la grandes causas republicanas y democráticas que hemos defendido con sangre y lágrimas, estarán perdidas. Quien desee asomarse al futuro de México, debe investigar la realidad cubana y la venezolana, en las que AMLO estaría pensando al prometer un cambio de régimen político para destruir a México en su sed de venganza suicida.

PD: los invencibles poderes fácticos, los mercados, la inversión extranjera, nuestros socios del T-MEC, las calificadoras internacionales de riesgos, ya empiezan a operar a favor de nuestra democracia, a salvarnos de nosotros mismos, en tanto la sociedad canta feliz y contenta, mientras el gobierno serrucha la rama sobre la que todos estamos sentados, a sabiendas que el 28 de agosto será un día ignominioso de luto nacional.

 

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