COMO SUELEN decir los texanos: “Howdy, money!”. O lo que es lo mismo: ¡bienvenidas todas las inversiones que México no quiere!

POR INCREÍBLE que parezca, la reforma judicial del gobierno mexicano se está convirtiendo en un gran atractivo para los inversionistas que quieren aprovechar el nearshoring… ¡pero para irse a Texas!

TAN ES ASÍ que, por los rumbos tanto de Dallas como de Houston, distintos consejos de desarrollo económico regional están recibiendo como nunca solicitudes de afiliación de empresarios que buscan entrarle a los procesos de relocalización, alejándose de China y trayendo plantas de insumos y proveeduría lo más cerca posible de Estados Unidos.

Y AUNQUE esto se supone que principalmente debería beneficiar a México, en realidad está cayendo de perlas a Texas. Se sabe, por ejemplo, de un centro promotor de inversiones que usualmente recibe 30 aplicaciones por mes y que en este verano ya rebasó las 400 solicitudes.

Y AGÁRRENSE que la cosa se va a poner peor, pues en cosa de días, allá en Texas, lanzarán una campaña internacional ofreciendo a los inversionistas facilidades para instalarse, pero sobre todo la seguridad jurídica que en México ya no van a encontrar. Y nada de sutilezas, justo con esas palabras, mencionando la reforma judicial, están armando sus promocionales.

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VAN QUEDANDO claras las razones por las que Morena y sus aliados quieren aprobar hoy, hoy, hoy la reforma judicial.

ANTE la suspensión provisional de una jueza de Morelos que busca frenar la discusión en la Cámara de Diputados, quiere aprobar la iniciativa en lo general hoy mismo para desactivar una eventual suspensión definitiva por parte de un tribunal, prevista para mañana.

OTRA preocupación de los cuatroteístas tiene que ver con las simpatías que han ganado las protestas estudiantiles, por lo que quieren evitar que crezcan pasando pronto la reforma.

POR ÚLTIMO, los diputados quieren pasar el paquete al Senado en sólo cuatro días para tener todo planchado antes del 15 de septiembre y darle a Andrés Manuel López Obrador el gusto de agregar en su último grito un: ¡Viva la reforma judicial!

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DOS nombramientos llamaron la atención ayer en el Senado. Uno es el del nuevo encargado de servicios Administrativos y Financieros que recayó en Óscar Palomera, tabasqueño, ex secretario particular de Adán Augusto López en la Segob y persona de todas las confianzas del nuevo líder senatorial.

EL OTRO es el de Luis Genaro Vásquez como responsable de Asuntos Jurídicos, cargo que ocupó en la Cámara de Diputados y quien tendrá la tarea de conducir la adecuación de leyes secundarias en cuanto se aprueben las varias reformas constitucionales. A ver cómo les va.

 

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