López Obrador y su partido Morena se encuentran maniobrando la misión de seducir a un o una senadora de algún partido de oposición para lograr la mayoría en el congreso, y ahora sí, sin ningún recato y contratiempo irse con todo lo que quieran hacer con el país. Este primer paso lleva a un segundo que sería la aprobación de la discutida Reforma Judicial.
¿Quién será el traidor? Se pregunta la oposición ante la expectativa. El destino de la Nación se encuentra en la “templanza” de una sola persona (al día de este escrito). Según la antigua Grecia este vocablo significa mantener la calma y el equilibrio. Platón la define como la capacidad de poner orden donde hay caos, tanto en el interior de la persona como en aquello que la desorienta y provoca. La templanza transmite serenidad lo cual ayuda a definir lo que nos puede afectar y lo que debemos ignorar. Así que esperemos que las senadoras y senadores de oposición cuenten con esta virtud y tengan una gran fuerza de voluntad para cumplir los compromisos que adquirieron con el electorado y no nos defrauden. Que sean inflexibles con sus principios y valores democráticos, de justicia y lealtad y que tengan una gran capacidad de resistencia y autocontrol para desistir los ofrecimientos con los que Morena tratará de seducirlos. Estos podrán ser una gran tentación que puede tener muchas formas y llegar al tendón de Aquiles de alguien.
Ya vimos que dos perredistas sucumbieron a la tentación y aceptaron lo que sea que les hayan ofrecido: bienes materiales, poder, futuro promisorio. No lo sabremos. Los votantes sólo recibieron la traición y el desdén.
La ex senadora del PRD dijo al renunciar a su partido para irse a Morena que su agenda e ideología siempre fue de izquierda. En su promoción al puesto había expresado reconocer la destrucción y retroceso que Morena había ocasionado al país; y el ex senador de la oposición declaró en sus promocionales estar cansado de los políticos chapulines y de deslealtades. ¿Acaso no hay contradicción en sus palabras? Quienes votaron por ellos no querían los planes del nuevo gobierno de Sheinbaum. ¡Por eso ganaron! Marko Cortés, dirigente del PAN, dijo que al ir en coalición la senadora había tenido más votos por ese partido que por el PRD. Es muy clara la traición a esos votantes al renunciar al compromiso que tenía de representarlos.
Una cosa es cambiar de partido cuando ves que éste empieza a dirigirse en contra de tus convicciones como lo hizo Lilly Téllez al pasar de Morena al PAN, y otra cambiarte cuando el partido al que te unes requiere con urgencia más adhesiones para empoderarse. Bien dijo Jesús Zambrano, dirigente nacional del PRD, que con la decisión de sus ex correlegionarios se entra al sendero de la muerte de la democracia mexicana.
Esperemos no sucumban por unas o muchas monedas de plata y como Judas entreguen al país a un gran riesgo de desventura.