Lo que sucede a nivel nacional es complejo y apunta a la permanencia por décadas, de un régimen autocrático, monolítico y corporativo, como el que tuvimos por 71 años con el PRI, es cierto. Un solo partido y una sola persona, tendrán ya el control de los tres poderes con una reforma judicial que evitará que este poder sea el contrapeso de los otros dos. Es terrible, pero también es cierto. Sucedió que ese poder fue un mal ejemplo de nepotismo y de vida privilegiada, que permitió que los jueces pudieran por décadas no solo colocar a toda la familia en el poder judicial (hay estudios que lo evidencian) sino que también, los niveles salariales ofendían al pueblo pobre.
Si a esto le sumamos los últimos sexenios del PAN y del PRI, que juntaron con Fox, la frivolidad y el elitismo, para meter con Calderón el recurso de la fuerza sin narrativas e inversión para atender la pobreza como origen de la criminalidad, llegando con Peña Nieto al culmen de la corrupción y la falta de sensibilidad a las mayorías. Eran las condiciones idóneas para que AMLO pudiera convencer con sus promesas al pueblo de México para que se diera un cambio de régimen. Era una narrativa diferente con un líder que convencía a los pobres de que él era el Mesías. Además, concibió que podría mantener el poder al aliarse con el narco y con el Ejército. Y en un acto de sincera recuperación de la historia, entregar a los pobres treinta millones de apoyos que nunca se habían dado. Así, fue ganando gubernaturas hasta tener prácticamente controlado al País.
AMLO inauguró el liderazgo basado en su palabra, donde convencía a diario a las mayorías pobres, de que México había cambiado por solo Él decirlo. Así, distrajo a todos con que refinábamos gasolinas en instalaciones todavía en construcción o que el sistema de salud era como el de Dinamarca o que el aeropuerto AIFA era el mejor del mundo. Enorme capacidad de convencer al pueblo sencillo de cientos de irrealidades (lamentablemente el saber de la realidad, da capacidad para saber el tamaño de los sofismas y de los datos falsos). Pero AMLO fue un genio de esa “no realidad”, pues millones de personas en esa enorme necesidad de tener una esperanza, le creyeron, cuando lamentablemente, eso no era real.
AMLO convertido en caudillo tuvo eso, sí, intuiciones de que algunos de esos mega proyectos podrían crear desarrollo en el sur del País y que, si bien sabiendo que los 30 millones de apoyos no cambiarían la pobreza, al menos moverían a la economía y sobre todo, le darían la posibilidad de que le besaran la mano en el día de las elecciones. Y lo logró. Con tantos años de ser dirigente del PRI, sabía que los apoyos sociales compraban voluntades. Pero lo que calculo que no midió, era que el costo de la alianza con el crimen organizado lo haría crecer incontrolable para muchas décadas en el futuro. La señal más perversa que dio y que es otra herencia, es que el solo ser pobre, les daba el poder para violar la ley y para exigir que el Estado les mantenga.
Al inaugurar el nuevo régimen en el 2018, Morena y sus aliados llegaron para quedarse por mucho tiempo. Canalizarán inquietudes sociales, controlarán desde el poder todos los impuestos y lograrán que se mueva la economía con los grandes flujos de dinero que da el dinero sucio y permitirán las reivindicaciones sociales que el pueblo hace para que –aunque sea a fuerzas- el dinero se reparta un poco mejor. Vienen tiempos en que probaremos que los jueces sean electos y lleguen por sorteo. El Poder Legislativo local, en la mayor parte de los estados, será controlado por el régimen y la Constitución será completamente reformada por el Congreso federal para que se modifique en lo sustancial. Claudia Sheinbaum ha dado señales importantes para tener en su Gabinete a excelentes funcionarios dejando en el olvido a personajes como Bartlett, el oprobio de la izquierda mexicana. Muchos de los movimientos sociales de este México tan desigual, racista y clasista, serán canalizados por el régimen oficial, el que durará décadas. El Bajío con Jalisco y Nuevo León, tendrán el enorme desafío de mostrar que es posible que se den proyectos como estados libres y soberanos que ofrezcan un modelo diferente para crecer con equidad. El tiempo que tienen es muy corto para mostrarlo.
RAA