No puede darse a los mexicanos mayor castigo que el de que se gobiernen por sí mismos. Bataller y Ros, 1821

López Obrador ha pausado las relaciones entre México y España y pausado, también, las relaciones con las embajadas de Estados Unidos y de Canadá, que “solo” representan 1,200 millones de dólares de transacciones diarias.

AMLO pausó la evolución democrática de México; pausó el proceso de construcción de la República; pausó el ritmo crecimiento económico, ya que prometió un 4% anual hasta llegar al 6%, y alcanzaremos, si bien nos va, un 1%… Pausó la creación de millones de empleos productivos con derechos laborales, como las pensiones y jubilaciones, a cambio de regalar 740 mil millones de pesos solo en 2024, para comprar la voluntad electoral ciudadana y consolidar, de esta suerte, la imposición de una dictadura por medio de la comisión de un escandaloso fraude constitucional que podría despertar al México Bronco.

AMLO pausó la defensa de los derechos humanos al nombrar como presidenta de la CNDH a una persona que escribe su nombre con faltas de ortografía. Pausó los controles civiles para abatir la inseguridad pública al militarizar la seguridad de la República. El actual jefe Máximo prometió reducir en un 50% los homicidios dolosos, pero “pausó” los esfuerzos para lograrlo y ahora alcanzará los 200 mil crímenes impunes para convertirse en el gobierno más sangriento de la historia de México. AMLO pausó también las investigaciones para impedir el asesinato de candidatos a puestos de elección popular, de la misma manera que pausó las tareas destinadas a impedir el asesinato y persecución de periodistas.

AMLO pausó el arribo de una verdadera izquierda, como la de Mitterand o la de Felipe González, como también pausó los históricos esfuerzos para garantizar la libertad de expresión al chantajear o sobornar a la mayoría de los medios de difusión masiva con amenazas y con recursos públicos utilizados en contra de lo dispuesto por nuestra Carta Magna. AMLO pausó el respeto a las garantías individuales al promulgar la prisión preventiva oficiosa, propia de la época de las cavernas.

AMLO pausó la impartición de justicia en el caso de los estudiantes de Ayotzinapa. Pausó la descentralización de las secretarías de Estado; pausó la reactivación de las rutas ferrocarrileras que unirían a todo el país; pausó el derecho de acceso a la información; pausó el proyecto de cancelación de los sistemas de espionaje de particulares; pausó los esfuerzos para impedir la ola de violencia en contra de las mujeres, ya que 12 de ellas perecen asesinadas al día; pausó la reactivación de los comedores comunitarios para personas vulnerables. Pausó las tareas para impedir el disparo de la inflación; pausó la persecución de maleantes que cobran el derecho de piso; pausó la erradicación de la corrupción; pausó el proyecto de las energías limpias y baratas que implicaban el arribo de miles de millones de dólares; pausó el sistema de salud; pausó el abasto de medicamentos; pausó el sistema de educación nacional; pausó la confianza internacional en México; pausó nuestras relaciones con el mundo entero; pausó la evolución del Poder Judicial; pausó el arribo del nearshoring y pausó, pausó y pausó. 

Pero ya que hablamos de pausas terribles, ¿por qué no suponer que Estados Unidos pausara la exportación de 6.1 billones de pies cúbicos por año de gas a México, que representa el 69% del gas que consumimos para quedarnos a oscuras y paralizados en tan solo 8 horas? Imposible no tomar en cuenta que el 58% de la producción de electricidad en México proviene del gas importado y que AMLO y Morena ya representan en Washington, un peligro para su estabilidad y la seguridad nacional. Si México importa gasolinas de EU por 43,000 millones de dólares al año, una prueba irrefutable de nuestra “soberanía energética”, o sea, más del 70% de nuestro consumo, ¿por qué, como una respuesta a la bravuconería de AMLO, no “pausan” también la venta de gasolinas, sin perder de vista que Pemex Tri acumuló pérdidas por 800 mil millones de pesos durante la actual “administración”? Si el Tío Sam ya prohibió en 2022 la importación de petróleo de Rusia, bien podría “pausar” las exportaciones de gas y gasolina a México y sentarse cómodamente a disfrutar los rabiosos epítetos lanzados por AMLO en su impotencia, mientras el país paralizado, se le va encima junto con su espuria popularidad financiada con recursos públicos.

¿Sólo AMLO puede pausar?

 

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