Quién sabe bajo la influencia de qué lógica alrevesada sostiene el Presidente saliente que la culpa de que haya cincuenta y dos en diez días en Sinaloa… ¡es de Estados Unidos!
Ello porque afirma el Señor de las Mañaneras que el “operativo” para detener a “El Mayo” fue de Estados Unidos.
Por su parte, la Presidenta entrante condena a Estados Unidos por “no cooperar” con México en la detención del multicitado “Mayo”.
Aparte de realizar afirmaciones que no se sostienen en los hechos, pues si acaso hubo algún “operativo” éste fue de “El Chapito” y posiblemente de sus hermanos (completos y medios).
Empleando términos del deporte que practica(ba) el de las mañaneras, Guzmán pichó la bola y Estados Unidos meramente la cachó.
En cuanto a que no hubo “cooperación”, pues esto se debe a -cuando menos- dos factores:
1.- No había nada en qué cooperar, pues la acción correspondió al “Chapito”.
2.- Comprobado está que las organizaciones antidrogas de Estados Unidos no confían en las autoridades mexicanas.
En consecuencia, lo lógico es que, por lo pronto, la Presidenta entrante se concentrara en reconstruir esa confianza para que en el futuro se restablezca tal cooperación.
En cuanto al saliente, pues ya es demasiado tarde para remediar todo lo que echó a perder, que no ha sido poco.
Implícita en la afirmación de este señor -adicionalmente a lo mencionado antes- queda plasmada su tesis de que “es mejor” no capturar a los capos del narco, pues capturarlos lleva, según él, a conflictos como el de Sinaloa.
O sea que estos conflictos no se generan por la impunidad de la que gozan, no se debe tampoco a que los capos no respetan ni leyes ni institución alguna, y tampoco se deriva de su conducta ilegal y criminal, en casos brutal, ni por el hecho de que rebasan y dominan a las instituciones, desde universidades hasta municipalidades y al Estado mismo.
¿Acaso no tendrá algo que ver que haya tomado el Gobierno -“su Gobierno”- la decisión de ni siquiera intentar generar paz y orden en Sinaloa?
Llama la atención que durante todo el sexenio de este señor ha jugado al “Yo no fui, fue Teté”.
Jamás ha aceptado su Gobierno la responsabilidad de nada, todo lo que acontece -siempre- es culpa de alguien más.
Obviamente, si no se reconocen los errores jamás se podrán corregir, entonces como todo es culpa de Calderón o de Zedillo (¡chapeau, maestro!) o de Fox, y ahora de Estados Unidos, pues les toca a “ellos” remediar y no al actual Gobierno bajo cuya guardia todo acontece.
Fácil, pero irresponsable recurso resulta éste de, en lugar de buscar respuestas, ver a quién echarle la culpa.
No duden ustedes que la herencia fatídica que el Señor de las Mañaneras le deja a su sucesora está basada en que en este sexenio los problemas no se solucionaron, sino que se trapearon y barrieron hacia abajo del tapete, apilándose encima de los previamente existentes.
Como hablamos del tema de seguridad, cabe hacer notar que se nota que con o sin la Guardia Nacional en manos de la Sedena la inseguridad en México amenaza con tornarse en un mayor problema, que no es cosa menor.
El control del Gobierno sobre nuestro territorio no ha crecido, ha disminuido: el caso de Sinaloa y otros Estados nos da un indicio de que en ciertas zonas de México existe -en su más básica definición- un “Estado fallido”, pues gobierna la delincuencia y no las instituciones de Gobierno, rebasadas por completo y sometidas por los capos.
Mientras, al tener control, por ejemplo, de las aduanas, el Ejército mismo anda en la calle expuesto a la corrupción inmensa de la que son capaces los grandes capos del narco.
Los que saben de estos temas conocen testimonios de quienes afirman que estos capos reparten millones de dólares, frecuentemente en efectivo.
Habrá ya no digamos Coroneles, sino Generales capaces de resistir este tipo de “cañonazos”.
Algo saben los vecinos que no dicen, que justifica su silencio y renuencia a “cooperar”.
Recomendamos que lo averigüe la entrante y lo solucione.