Desde lo más profundo de mi gratitud, celebro hoy el esfuerzo incansable y la entrega absoluta del equipo del DIF en Celaya en este trienio. En una ciudad tan desafiante como la nuestra, donde miles afrontamos adversidades diarias, su labor ha sido un faro de esperanza. Demostrando que con conocimiento y amor es posible transformar la realidad de quienes más lo necesitan. No es sencillo asumir la complejidad de una metrópoli con casi 800 mil habitantes y una población flotante en constante crecimiento, pero esta administración ha sabido hacerlo con maestría y compasión.
Rosita y Carmen, junto con un equipo altamente capacitado, lideraron con decisión, basándose no solo en el amor, sino también en el conocimiento que fortalece y resuelve situaciones extremadamente complejas. Logrando que, si bien sus habitantes no son totalmente felices, se vivan más fuertes y preparados para enfrentar la adversidad. Entre sus muchos logros, se entregaron sillas de ruedas, andadores, estudios médicos, aparatos ortopédicos y apoyos alimentarios; gestionaron pases médicos con especialistas renombrados y traslados para pacientes. Se ha garantizado al menos una comida diaria, sostenida en 35 comedores escolares y comunitarios para 79 comunidades y colonias.
Se han otorgado becas escolares -con seguimiento- para evitar la deserción, se ha brindado atención a personas víctimas de violencia, se han fortalecido los vínculos familiares; se ofrecieron consultas y terapias psicológicas con un equipo experimentado y profesional. Impartieron talleres que promueven el equilibrio físico, mental y emocional; habilitaron cabinas para la denuncia y atención de abusos; se proporcionaron asesorías legales y acompañamiento para quien lo necesite.
Emocionada, supe en el informe, que los niños ayer abandonados hoy tienen y son parte de una familia. Otorgaron reconocimiento civil a quienes carecían de documentos oficiales y los adultos mayores, que alguna vez estuvieron desamparados, han sido atendidos con cuidado geriátrico. La reducción de más de la mitad de los niños en situación de calle es un logro que merece ser aplaudido y emulado. Cada colaborador y voluntario ha dedicado su tiempo bajo una estructura que reconoce las necesidades de la comunidad, no solo las urgentes, sino también de aquellas que contribuyen a reconstruir una sociedad abatida por la adversidad.
Es difícil imaginar que Celaya vuelva a contar con un corazón tan generoso como el de la Güera. Por eso, desde aquí, te agradezco esa huella que dejas, por ser faro y ejemplo para todas las mujeres que servimos con amor y soñamos con un futuro mejor. Sobreponerte a tu propio dolor y levantarte cada día para servir a una ciudad que te arrebató a uno de tus amores no fue, ni debió ser sencillo. ¡Gracias! Gracias, Rosita. Gracias, Carmen. Gracias, a todo el voluntariado y colaboradores por valerse de las estructuras con oportuno conocimiento. Tu administración Carmen, fue impecable, sin protagonismos y sin mancha, nos llena de esperanza.
Celaya definitivamente brilla con una luz renovada gracias a la dedicación y al amor que han sembrado. Que este espíritu de servicio, entrega y compromiso sea la guía para nosotros porque construir la ciudad que anhelamos no es tarea de unos pocos, sino de todos los que creemos que merecemos paz. Gracias por recordarnos que juntos, somos capaces de lograr grandes cosas. Sea su ejemplo inspiración a seguir contribuyendo, desde nuestra trinchera, para hacer de Celaya un lugar más digno, más justo y más humano.
RAA