Detrás del trono hay algo más grande que el rey mismo.”

William Pitt

 

Francamente, me siento un pesimista con respecto al nuevo gobierno. Creo que en las primeras horas de la “era Sheinbaum” no se nota un gran distanciamiento hacia el lopezobraodrismo y, la verdad, no tendría por qué haberlo.

La presidenta le debe todo su capital político al expresidente, pero la deuda no le pesa; al contrario, la enorgullece. En los próximos días, semanas y meses comenzaremos a notar el estilo de gobernar que la diferencie en algo, porque, de momento, la narrativa permanece exactamente igual.

Dicen algunos optimistas que la narrativa, incluso la rijosidad, será una, pero las acciones otras. La verdad lo dudo mucho, pero habrá que esperar.

Si seguimos en un pleito superficial con España, impulsando la lucha de clases, fomentando la desvalorización del mérito, aprovechando la victimización del mexicano promedio para culpar a medio mundo de nuestros fracasos, promoviendo la estatización sobre la productividad y un largo etcétera heredado del expresidente, ya es una mala noticia por la narrativa misma.

Aunque, si el discurso confrontativo se mantiene solo en la mañanera como un ruido de fondo, pero en la realidad se alienta la inversión privada que genera empleo y riqueza, se fortalecen los vínculos políticos con nuestros socios de Canadá y Estados Unidos, se construye un Estado de Derecho que se basa en la transparencia y la autonomía judicial para combatir la impunidad con algo más que estadísticas manipuladas, se procura un sistema de salud digno con el apoyo de todos, se invierte en infraestructura verdaderamente necesaria y menos en elefantes blancos, se promueve una educación con una base más crítica y científica y menos ideológica. Y si, todo eso que ya sabemos que saca a los países adelante y manda al populismo a la basura, si todo eso sucede en la realidad, quizá se podría entender la narrativa lopezobradorista en boca de la presidenta Sheinbaum como el ardid necesario para el desarrollo nacional.

Dudo que la presidenta haga algo distinto a su narrativa, dudo que haga algo muy diferente al expresidente, hasta el momento sigue siendo casi calca. De hecho, esto parece la 4T recargada. Por ejemplo, todo indica que la reforma al Poder Judicial, que dejará en manos del gobierno el control de la justicia y enterrará definitivamente la autonomía judicial castigando a los jueces que voten en contra de los intereses políticos del poder, es un hecho y va con todo. ¿Provocará esto la huida de capitales e inversiones? No necesariamente.

Hace poco, The Economist nos comparó con Rusia en cuanto al sistema legal que impera en esa dictadura. De la misma manera, Rusia tiene inversiones; los amigos del Kremlin se enriquecen, tal como aquí se enriquecerán los amigos de Andy López Beltrán y del zarismo cuatroteísta. Llegarán capitales que arriesgarán su dinero a un costo más alto, esperando mayores beneficios derivados de la corrupción.

Pero a los ojos lopezobradoristas no habrá jueces “traidores a la patria”.

Otro ejemplo que marca el talante autoritario que se viene pasa por el control mediático. La mañanera de la presidenta, que copia la original del expresidente, seguirá con los ataques a la prensa libre, ahora con el cursi nombre de “detector de las mentiras” y usando a la “ciudadanía” para denunciar las supuestas fake news y descalificar todo lo que no guste.

El miércoles comenzó a sentirse esa operación. La foto del besamano de Sheinbaum a Velasco fue bajada de algunos medios de comunicación por presiones directas de la 4T, “amables peticiones”.

Además, hubo la orden para que los cuadros de influencia mediática, influecers, conductores y periodistas del régimen, sostuvieran y difundieran la mentira de que la mentada imagen era una creación de IA.

El asunto se salió tanto de control, que hoy la presidenta tuvo que aclarar: “Yo acostumbro a que, si llegan a darme un beso en la mano, yo regreso el beso, es una práctica que tengo. (…) Es algo natural y de reciprocidad que hago desde hace mucho tiempo”.

¿Qué le digo?, debe ser la lluvia tequilera, sí, eso debe ser la causa de mi pesimismo.

 

De Colofón

 

Manuel Velasco se presentaba como el “Ken” de la política mientras hacía ejercicio con el torso desnudo en un spot de redes, en alusión al galán de Barbie, aprovechando el reciente auge de la película. Sin embargo, quizá le convendría más jugar el papel de Judas.

El tipo fue un facilitador en la transición de Peña a AMLO; su operador político en Chiapas era quien entregaba sobres amarillos para la “causa” a Pío López Obrador. Por eso, y por mucho más, fue considerado un traidor.

¿Qué favores le deberán ahora?, ¿cuánto cobró por ellos?, ¿cuándo terminan de pagarlos?

 

@LuisCardenasMX

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