Con distinción republicana, segura de sí misma y echada para delante, la doctora Claudia Sheinbaum rindió protesta como primera mujer Presidente de México; la Banda Presidencial resaltaba sobre un elegante vestido color marfil, diseñado por una artesana oaxaqueña.
En su mensaje a la nación subrayó la necesidad de caminar en paz y armonía, enviando así un mensaje de fraternidad y unidad, al mismo tiempo que advirtió de su preocupación por los que menos tienen y la prioridad de la justicia social; además, puso especial énfasis en las energías limpias y la seguridad de las inversiones nacionales y extranjeras, entre los cien compromisos a los que se comprometió.
Claudia Sheinbaum llega al poder como una Presidente fuerte, con un amplio respaldo, tras obtener más del 59.7 % de los votos en las elecciones de 2024. Su campaña estuvo centrada en la continuidad del proyecto de la 4T, iniciado por Andrés Manuel López Obrador, comprometiéndose a mantener y ampliar sus programas sociales y consolidar el modelo de “Humanismo mexicano”.
Con un lenguaje simbólico, como el del expresidente López Obrador, Claudia envió un mensaje cifrado, pero contundente: “El Presidente se retirará de la política y residirá en su finca de Palenque, para descansar y dedicarse a escribir”. Un mensaje sin desperdicio, donde precisa el lugar del expresidente y el lugar que a ella le corresponde y desde donde ejercerá el poder: Palacio Nacional. Esto deja en claro que no habrá dos presidentes y que no será marioneta de nadie. Posteriormente en “Campo Marte”, la Presidente, con una singular sonrisa, recibió como su comandante en jefe, la salutación de las fuerzas armadas. Sintió ya el poder en sus manos…
Fue un día festivo, había júbilo, emoción, esperanza y buenos augurios para Claudia; también, en el recinto legislativo y en las calles, lanzaban vítores y proclamas para despedir a AMLO; es importante hacer notar, que a partir del día uno de octubre no volvió a hablar ni aparecer en la televisión… tal y como corresponde.
Este evento de fiesta y despedidas, desde días antes, contrastó con la lúgubre salida de Felipe Calderón cuya enfermedad del hybris, la locura del poder, era peor que la de su alcoholismo. Esto lo aisló y se quedó solo. Hablaba de su soledad evocando la parábola bíblica del “Hijo pródigo”, que invitó a una fiesta y nadie fue… Así increpaba a los fantasmas de los saldos del poder: Su partido, empresarios y grupos de poder, lo habían dejado solo…
En la rancia tradición política del presidencialismo mexicano, existe la religión del eterno retorno, como en el ciclo solar: El sol se pone lentamente en el ocaso, desaparece y muere, para renacer y dar luz al nuevo día, como en las historias de los dioses, que mueren y resucitan.
Por lo tanto, en la religión política del presidencialismo, el Presidente López Obrador soñó con renacer a través de su creación embrionaria, Claudia, su nueva encarnación; así transcurre el devenir de la sucesión presidencial, entre el ocaso y el renacer… El creador, después de la gestación, sabe que para renacer tiene que desaparecer y morir. Así es el dogma sucesorio del presidencialismo.
Los expresidentes anteriores, desde Carlos Salinas, no pudieron renacer a través de su creación embrionaria porque no lograron dejar a su sucesor. En la historia del presidencialismo mexicano, “el poder no se comparte”, pero se gobierna con otros y para todos.
Daniel Cosío Villegas, economista, historiador, politólogo, fundador del Fondo de Cultura, publicó un polémico libro titulado: “El Estilo Personal de Gobernar”. En este, narra que el ejercicio del poder se hace en solitario, es único, indivisible, cada presidente lo ha disfrutado de diferente manera y sufrido con diferente dolor.
No hay duda: Claudia será la Presidente de todos, gobernará igual para todos los mexicanos. Irá por energías limpias, seguridad e inversiones: “Bienvenida la inversión privada y la relocalización de empresas con innovación, buenos salarios, protección al medio ambiente y contenido nacional”. Los dirigentes empresariales e inversionistas privados aplaudieron el Gabinete Económico y, sin ambages, declararon su apoyo al Gobierno de Claudia, Presidente. Pero el poder no se comparte.
RAA