La estrategia requiere pensamiento; la táctica, observación”.
Max Euwe
La nueva Estrategia de Seguridad que presentó ayer Omar García Harfuch es fundamentalmente correcta. Tiene el sello de un secretario que sí entiende el tema. Es sencilla, con cuatro ejes fundamentales presentados con lógica y claridad. ¿Quién puede cuestionar que se atiendan las causas, se consolide la Guardia Nacional, se fortalezcan la inteligencia y la investigación, y se coordinen las acciones del gobierno federal y las entidades?
El diablo, sin embargo, está en los detalles. El expresidente López Obrador insistió que su gobierno combatía las causas de la delincuencia con sus programas sociales, pero esta idea procede de un prejuicio que culpa a los pobres de la delincuencia sin ninguna indicación de que los más pobres sean más propensos a delinquir. Las dos entidades con mayor número de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, de enero de 2018 a septiembre de 2024, según mostró ayer García Harfuch, fueron Colima y Baja California, que no son precisamente las más pobres del país. La menos violenta fue Yucatán, que no es una de las más ricas. La causa fundamental de la delincuencia no es la pobreza sino la impunidad.
Consolidar a la Guardia Nacional tiene sentido. La institución ya está allí. Fue muy costoso destruir la Policía Federal, y empezar otra vez de cero lo sería aún más. Nadie puede objetar que se fortalezcan las labores de inteligencia e investigación, ni que haya una buena coordinación entre el gobierno federal y las entidades federativas.
Sin embargo, ¿tiene sentido que el secretario de seguridad presente la estrategia cuando la aplicará la Secretaría de la Defensa? De nada sirve jugar con las palabras, como lo hizo García Harfuch ayer: “Es falso que haya militarización, lo que estamos haciendo es aprovechar las capacidades de la Secretaría de la Defensa Nacional”. Esto quizá fue cierto con la ley de 2019, que creó la Guardia Nacional, pero ahora está convertida en un arma del ejército y su comandante, Hernán Cortés Hernández, es un general de brigada en activo.
Si la Guardia Nacional es la solución, ¿por qué la operación de esta corporación ha coincidido con los años más violentos de la historia reciente? Cuenta con 130 mil elementos, muchos más que los 37 mil de la antigua Policía Federal, pero su número de detenciones es sorprendentemente bajo: 0.071 por cada elemento, según Samuel Storr de la Universidad Iberoamericana.
Alejandro Gertz Manero, hoy fiscal federal, me insistió durante años en comentarios en radio que la clave para combatir la delincuencia es tener buenas policías locales. Una policía federal o guardia nacional es importante para enfrentar a grupos que superen en fuerza o capacidad de fuego a las policías locales, pero estas son la clave de largo plazo, como lo demostró García Harfuch con su éxito en la Ciudad de México con la policía capitalina.
No tiene sentido, por otra parte, seguir culpando a los “emisarios del pasado”, como Luis Echeverría. Ayer la presidenta Sheinbaum declaró: “No va a regresar la guerra contra el narco de Calderón. No buscamos ejecuciones extrajudiciales”. Pero Felipe Calderón terminó su mandato en 2012; no tiene sentido seguir culpándolo de todos los males del país. No hay tampoco indicios de que Calderón o el Ejército hayan buscado enfrentar la inseguridad y la violencia con una política de ejecuciones extrajudiciales.
Reconocer la realidad es el primer paso para tener éxito contra la inseguridad o cualquier otro problema. Francisco Rivas, de Observatorio Nacional Ciudadano, me dijo ayer en radio: “No se ha reconocido que el sexenio pasado fue un fracaso”. Efectivamente, si no reconocemos los errores será muy difícil que cualquier estrategia tenga éxito.
Exportaciones
De enero a agosto de 2024 México tuvo exportaciones a la Unión Americana por 334,700 millones de dólares, una cifra histórica (Departamento de Comercio, EE.UU.). Quizá no están entrando nuevas empresas a México por el nearshoring, pero las que ya están aquí son muy competitivas.
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