Gente querida: la discusión sobre el Fidesseg nos divide entre quienes pensamos (como Libia nuestra Gobernadora) que los dineros públicos deben ser invertidos en la gente y, por otro lado, quienes piensan -como algunas organizaciones de la sociedad civil OSC (preponderantemente empresariales)- que deben ser invertidas en ellas mismas. Considero que fue un error el acuerdo del 2019, entre el exgobernador Diego Sinhue y la cúpula empresarial para el incremento al impuesto cedular estatal, para que solo ellos, -los empresarios-, decidieran a dónde va ese dinero. El segundo error, fue crear dos asociaciones civiles como intermediarias (Fe Guanajuato y Actuando por Guanajuato) para que ellas decidieran, siendo juez y parte, pues ellos mismos se reservaron no solo recursos para sostenerse (decenas de millones), sino que auto presentaban y auto aprobaban sus proyectos (más decenas de millones).
El Fidesseg debe existir, claro, con las aportaciones que hacemos los empresarios, pero debe terminar el esquema perverso de que sean privilegiadas las OSC empresariales; esto es, las asociaciones civiles ligadas a las grandes empresas hoteleras, del calzado, de la construcción, de restaurantes, de la producción agropecuaria, que son quienes reciben actualmente recursos por más de 40 millones en promedio, en tanto, que el 80% de las OSC que tienen más de 20 o 30 años trabajando con la gente pobre, tienen acceso muy limitado al lento, complicado y opaco proceso de asignar recursos que tiene actualmente el Fidesseg con Actuando por Guanajuato y Fe Guanajuato.
Son las autoridades electas quienes como la Secretaría de Desarrollo Social y Humano (hoy Secretaría del Nuevo Comienzo) la que debe decidir sobre la asignación de recursos públicos, no un grupo de empresarios que no fueron electos y menos, que tienen sus propias fundaciones (OSC) recibiendo decenas de millones de pesos. Del padrón real de alrededor de 1,200 OSC en el estado, actualmente se beneficia a menos del 25% y de esas beneficiadas, han sido con montos de menos de un millón de pesos. El Fidesseg ha tenido casi 3 mil millones de pesos y de ellos menos de la mitad queda todavía en el fideicomiso por la lentitud con la que fue diseñado. Esa mitad asignada entre el total de beneficiarios reportado, menos de 250 mil personas, nos arroja alrededor de mil novecientos pesos asignados por persona, en tanto que las OSC se despachan con la cuchara grande en construir y equiparse con recursos públicos. Las que han sido beneficiadas, tienen menos de 3 años de haberse constituido y gozan de los recursos públicos y esto no se vale.
El País cambió mucho en los últimos años. Las elecciones de junio lo reflejan. Quienes más tenemos, debemos voltear a las mayorías. Por eso es perverso que las OSC insistan en que el Fidesseg les dé recursos, cuando ellas consumen alrededor del 30% de los proyectos asignados en recursos administrativos y 30% en gasto de operación, en tanto que solo llega el 30% en forma directa a la gente, a los beneficiarios, en forma de becas, alimentos, tratamientos médicos, equipamiento escolar. El Fidesseg se convirtió en un fondo para construirle y equipar a fundaciones empresariales. Son solo 25 de las OSC que tienen montos descomunales de recursos y esto no es justo. Clama al cielo que se usen estos recursos públicos para adquisición de vehículos, sueldos, viáticos, construcción, administración, cuando deben estar destinados al pueblo. Las OSC privilegiadas por el Fidesseg, deberían sostenerse de aportaciones de sus corporativos, en eventos de recaudación, en captar fondos internacionales, en redondeos empresariales, ¡pero no insistir en que deba el gobierno estatal ayudarles!
Es un gran acierto de Libia su sensibilidad hacia la gente, pues estoy seguro que nace de una convicción y no solo por las voces acumuladas del partido Morena que ha cuestionado el mecanismo de asignación de recursos. Mientras más se tiene cercanía con la gente pobre y sus necesidades, más se debe defender que los impuestos se transformen en capacidades organizativas del pueblo y en su legítimo derecho a recibir apoyos sociales por parte del gobierno. No es la intermediación empresarial un mecanismo idóneo para el desarrollo social y humano. Un nuevo comienzo para que las mayorías reciban apoyos sociales, es que llegue directamente a ellos más del 80% de los recursos del Fidesseg y acabar con el mecanismo perverso de dedicarse a sostener a OSC empresariales.