Continuamos siendo testigos del “Mal Comienzo”, que ha ido construyendo con inusitada consistencia y esfuerzo la nueva gobernante del estado de Guanajuato. Acompañada de un círculo muy cerrado de gente -debería de decir personas- de su confianza, ha optado por actuar con dureza para mantener las decisiones tomadas, no vayamos a pensar que es débil. Quizá no ha caído en la cuenta de que en lugar de protegerse ella, exponiendo a sus alfiles, sacrifica su capital político para mantener incólume a su funcionariato. Protegen a los alfiles mientras descuidan a la reina. Los fusibles en la política gubernamental son los secretarios y su cauda de empleados. Ellos son prescindibles siempre y esa es una de sus funciones.
De saque se han equivocado en la decisión de confrontarse con todo el empresariado guanajuatense, acusándolos de deshonestos, ineficientes y opacos. Vapulean a una élite poderosa. Hacen malos cálculos si piensan que van de gane, porque han dividido al enemigo cuando algunas organizaciones de la sociedad civil, muy frágiles y timoratas, se contentan con la sola promesa de recibir fondos en el futuro, exponiéndose a vivir bajo el señorío de un burócrata de gabinete. Los daños están siendo devastadores. Mientras, la oposición está de fiesta.
El origen del conflicto se veía venir desde hace tiempo. La transfiguración de un gobierno de tintes liberales comprometido con la construcción de ciudadanía ha tornado en un gobierno electorero y repartidor de dádivas que reventaría rápido por lo más delgado, al cambiar a políticas populistas. Por eso mudan los “Fondos Guanajuato” para ser reemplazados por dádivas a fondo perdido, en tanto el Fidesseg, la sangre que vitaliza la filantropía en nuestro estado, intentan sustituirlo por un viejo modelo burocrático de los años 70.
Resulta triste ver cómo el nuevo gobierno, compuesto de funcionarios jóvenes, escora hacia la limosna y la clientelización. Ya no interesa potenciar y liberar al prójimo de la dura carga de la pobreza y la inseguridad; es mejor someterlos comercializando sus votos, a través de cochinitos engordados con recursos públicos. Mejor entregar calentadores y tinacos, que educar personas en artes y oficios. Hay que envilecerlos en lugar de sublimarlos, esa es la ingrata consigna que asume este “Mal Comienzo”.
En el colmo se apuesta por eliminar el esfuerzo solidario de la ciudadanía comprometida con las causas sociales, para sustituirlo por la incuria del aguinaldo gubernamental. ¿Piensa la gobernadora que toda esa energía social puede ser sustituida por una subsecretaría y una plataforma digital? ¿No tienen idea de lo que es la administración pública de alta intensidad? Parecen novatos.
Diagnostican mal el problema, porque primero se debe extraer a los funcionarios su esencia mandona que manifiestan usualmente. Se sienten poderosos y resuelven a discreción. Están mal acostumbrados; no son miembros de un verdadero servicio civil de carrera y no aplican las metodologías de la Mejora Regulatoria. Requieren una auditoría sobre la regulación que los acota, para conocer todo lo que están haciendo mal. No hay plataforma que resuelva una regulación mal diseñada o pervertida para empoderar funcionarios y cobrar por transitar complejos procesos administrativos.
¿Quieren buenas plataformas para aligerar y flexibilizar los complejos trámites que se han inventado? Hay dos disponibles, luego de haber evolucionado a una nueva regulación: la primera un software especializado en valuación automatizada de proyectos; y la otra experta en trámites administrativos que utiliza tecnología CBR (razonamiento basado en casuística) y gestión del conocimiento, no en el arcaico sistema de Workflow. Esa plataforma contiene tableros de control, capacidades de auditoría en tiempo real, mediciones de productividad e identificación de cuellos de botella. Total transparencia para todos. Pero estos avances son una medicina muy amarga, para una burocracia tradicional, resistente al cambio. Preferirán contratar una empresa que acepte cotizar a sobreprecios, para contratar una plataforma primitiva, cara e ineficaz, que se convierta en el pretexto perfecto para requerir la intervención constante de los funcionarios y su poder de resolución. Ya verán.
Operar de forma moderna e innovadora sería un duro golpe a la corrupción y a la ineficiencia. Se trata de implementar el concepto de gobernanza, para compartir el gobierno con la sociedad y marchar juntos, cerrando las brechas de desigualdad. La ruta planteada entre gobierno, empresariado y sociedad civil organizada era correcta. Hoy la inexperiencia, la soberbia y el autoritarismo, cancelan esa opción. En Guanajuato habrá solo dos caminos que conducen al mismo lugar: el populismo rampante. Este es el “Mal Comienzo”.
RAA