HOY, hoy, hoy podría ser un martes de tormenta perfecta para México. A 36 días de haber tomado protesta como presidenta de México, Claudia Sheinbaum enfrenta dos grandes desafíos que podrían marcar el destino de su gobierno.

EL PRIMERO es la decisión que tomarán los 11 ministros de la Suprema Corte en relación con el dictamen planteado por Juan Luis González Alcántara, que declara inconstitucional el despido de jueces de distrito y magistrados, pero deja vigente el reemplazo en la SCJN

ESTA solución se ha interpretado como una salida a una crisis constitucional que se generaría si ocho de los ministros votan a favor de la propuesta de González Alcántara y, acto seguido, el Poder Ejecutivo y el Legislativo se nieguen a acatarla porque a la Corte ya no le toca revisar la constitucionalidad de la reciente reforma.

EL OTRO DESAFÍO es el resultado de las elecciones de Estados Unidos, en particular, si triunfa Donald Trump. No hace falta hacer un análisis de las consecuencias que tendría para México la victoria del republicano, que ayer mismo se encargó de mandarle un mensaje directo a Sheinbaum, advirtiendo que, de seguir el flujo de droga y migrantes a Estados Unidos, impondrá aranceles a los productos que provengan de México.

LA PRESIDENTA se negó a reaccionar a las amenazas de Trump, pero eso sí, declaró que ya contaban con un plan en caso de que ocho ministros de la Suprema Corte decidan declarar inconstitucional la reforma al Poder Judicial.

TOTAL: la crisis constitucional y un posible triunfo de Trump tienen con el Jesús en la boca a muchos mexicanos.

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EL CHISTECITO de la elección dizque democrática de ministros, magistrados y jueces ya tiene precio: la friolera de 13 mil 205 millones de pesos. Quizás los números no permiten dimensionar la locura, pero esto significa que la reforma judicial, sólo en las urnas, costaría más que la elección presidencial.

A VER SI no salen en el gobierno federal con que la votación de juzgadores será a mano alzada… para ahorrar en las boletas. 

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MAÑANA las y los senadores de Morena darán una muestra de qué tanto se toman en serio eso de “elegir los mejores perfiles”, pues revelarán la terna de aspirantes finalistas a la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

DENTRO Y FUERA de la bancada morenista existen voces con sustento que piden no incluir a Rosario Piedra Ibarra, dado que su papel como ombudsperson ha sido poco menos que lamentable. 

EL COORDINADOR Adán Augusto López juega con dos candidaturas: promueve a Piedra Ibarra, pero ha enviado a sus colaboradores a impulsar a la jalisciense Paulina Díaz porque bien sabe que Piedra no tiene consenso.

QUIEN mayor puntaje obtuvo en las comparecencias fue Nashieli Ramírez, quien tiene consenso entre opositores y morenistas. Así que no parece haber manera de que Piedra obtenga la mayoría calificada para ser reelecta.

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