Donald Trump es un narcisista monstruoso, pero hay algo extraño en una clase educada que mira en el espejo de la sociedad y solo se ve a sí misma”.
David Brooks
El triunfo de Donald Trump ha asombrado a muchos en Estados Unidos, México y otros países. ¿Cómo entender que los electores estadounidenses escogieron a un candidato que miente constantemente y que ha sido declarado culpable de haber falseado sus registros financieros y acusado de otros delitos, como acoso sexual y tratar de robarse la elección presidencial de 2020?
La razón es que los electores se preocuparon menos por la situación personal del candidato que por los problemas económicos que sufren y por el tema de la inmigración ilegal que tanto impulsó Trump en su campaña. “The economy, stupid!”, es la frase que usó Jim Carville en 1992 para concentrar todo el esfuerzo de campaña de Bill Clinton. La misma se pudo haber usado en esta elección, pero habría que añadir la inmigración, que se ha convertido en una obsesión para un país que siente inundado por millones de extranjeros indocumentados.
En contraste, los estrategas del Partido Democrático impulsaron temas que no interesaban realmente a los electores, entre ellos las acusaciones penales contra Trump. “Muchos en la izquierda se concentraron en la desigualdad racial, de género y de la comunidad LGBTQ”, escribió David Brooks en el New York Times este 6 de noviembre, pero eran temas con los que no se identificaba la sociedad en general.
Kamala Harris trató de convencer a los votantes de que la economía estaba muy bien en el gobierno de Joe Biden y tuvo siempre a la mano las estadísticas para comprobarlo. El problema es que la gente común y corriente no le creyó porque sufría los embates de una inflación provocada por el gasto excesivo del gobierno, los aranceles aplicados a los productos chinos y las políticas gubernamentales para combatir el cambio climático que han elevado los costos de la energía. Dos terceras partes de los electores consideraban que la economía en 2024 estaba en malas condiciones, contra solo la mitad en 2020, a pesar de que en 2020 todavía estaba presente la pandemia. Quienes sentían que la economía estaba mal, votaron mayoritariamente por Trump.
La mayoría de los negros y latinos respaldaron a la candidata demócrata, como siempre lo han hecho, pero no con los números del pasado. Harris recibió 85 % del voto negro, pero antes los candidatos demócratas obtenían 90 % o más. Trump consiguió 13 % del sufragio de los negros, contra 8 % en 2020. Kamala registró 53 % del voto latino contra 45 % de Trump, que en 2020 tuvo 13 puntos porcentuales menos. Las encuestas nos dicen que los electores consideraban que Trump tenía mayor capacidad para manejar la economía.
Harris recibió 54 % del voto de las mujeres, aunque perdió 3 puntos frente a Biden en 2020. Trump solo consiguió 44 % del voto femenino, pero lo compensó con el 54 % del masculino ante el 44 % de Kamala. ¿Podemos culpar a los hombres por votar así cuando la candidata demócrata ha apoyado las políticas de equidad de género que han dejado sin empleo a tantos hombres? El mayor apoyo de Trump se dio entre los hombres blancos sin carrera universitaria, 60 %. Esto se debe en parte a que ha sido el grupo más golpeado por las políticas de un gobierno “progresista” que favorece a mujeres y a hombres no blancos.
Los demócratas se concentraron en atacar personalmente a Trump y en promover las causas progresistas de una clase con educación universitaria. No toda la sociedad estadunidense, sin embargo, coincide con esas aspiraciones.
Conversación
La presidenta Sheinbaum dijo ayer en redes sociales que en su conversación telefónica con Trump “hablamos de la buena relación que habrá entre México y Estados Unidos”. ¡Qué bueno que hablaron y que son optimistas! También es positivo que Sheinbaum no se haya pasado dos meses pensando si felicitaba o no al ganador, como irresponsablemente hizo AMLO con Biden en 2020.
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