Resulta indiscutible que la reciente decisión del titular del Gobierno Federal de no suministrar agua para León, Guanajuato, pese a que las administraciones estatales contribuyeron al proyecto de la presa “El Zapotillo”, fuera de que se tratase de una venganza política, un capricho, un arrebato o hasta admitiendo una increíble causa social de salvación de dos pueblos que serían inundados, nos ha afectado a todos quienes habitamos esta sociedad progresista y pujante que no se detendrá ante nada para sobrevivir a este cataclismo que nos han provocado.

Si hurgamos en la historia de otras ciudades que han pasado por la misma o similar situación, simplemente aquí cerca, como Monterrey, pues lo han logrado superar a la fecha; pero allende nuestras fronteras está el caso de la ciudad de Los Ángeles, California, a principios del siglo XX, donde se sufría por la carencia de agua a una ciudad en constante crecimiento; baste consultar la obra “Western Times And Water Wars” del investigador John Walton (University Of California Press 1993).

El origen del acueducto de esa época financiado y ejecutado por los empresarios y empresas con grandes capitales, con fines netamente inmobiliarios son parte de la investigación de Walton, llegando a cumplir sus objetivos: agua suficiente para la ciudad de Los Ángeles.

Pero también, como aspectos de cultura y arte para los amables lectores, estos hechos reales fueron materia de combinarlos con ficción en 1974, para llevarlos a la pantalla en un filme exitoso ganador del único Oscar, al mejor guión, en el año en que “El Padrino II”, arrasó con todo, se trató de “CHINATOWN” con mayúsculas, dirigida por el brillantísimo Román Polanski (después perseguido por delitos sexuales), y con un gran elenco encabezado por Jack Nicholson, Faye Dunaway y John Huston; y el ganador por su guion, Robert Towne.

Jack Nicholson interpreta a un detective de nombre J.J. Gittes, en tanto que Evelyn (Dunaway) resulta ser la verdadera esposa del magnate del agua en Los Ángeles, Hollis Mulwray; y Noah Cross (Huston), quien a su vez fue copropietario del suministro de agua y energía es el padre de Evelyn. La trama se centra en los negocios turbios ocultos para la transformación de Los Ángeles en un centro urbano exitoso y potente para la inversión; aunque los hechos sucedieron mucho antes, el guión nos ubica en los años 30.

El detective Gittes, investigando al señor Hollis Mulwray por un caso de infidelidad conyugal, se ve inmerso en una vorágine muy intensa de corrupción, violencia y muerte que inicia con el hallazgo del cadáver de Hollis en las instalaciones del acueducto (aunque en realidad sus gafas se encuentran en casa de Noah). Sumado después a las acciones descubiertas al artífice de estas intrigas, compra de terrenos, uso ilegal del agua, negocios ventajosos, y lo más trágico actos sexuales y depravación de Noah Cross, interpretado por el septuagenario John Huston.

En fin, siempre los hechos reales e históricos mezclados con la ficción, en este tipo de cine llamado negro, detectivesco y de misterio, son una garantía de éxito y mantienen al público en vilo y pegado a su asiento.

La intriga de quienes la vimos por primera vez, fue en relación al título “Barrio Chino”, ¿por qué? y luego, algunos encontraron la explicación sobre esa zona de Los Ángeles, en la expresión de Gittes: “Olvídalo Jake, es Chinatown”, que alude según el propio Towne a la escena final, dando a entender lo misterioso de algunos asuntos y a las cosas o situaciones que no puedes cambiar.
¿Habrá en León, estas “guerras del agua” para solucionar el problema y después de algunos años, podríamos escribir algún relato ficción sobre esos sucesos?
 

RAA

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