El golpe dado por autoridades de Morelos en contra de Jaime Bahena Landa, La Parka, desnuda de manera escandalosa las conexiones del crimen organizado con los grupos políticos de la entidad.
Bahena Landa fue detenido el pasado 14 de noviembre tras un despliegue operativo llevado a cabo en el sur de Morelos por la secretaría de seguridad, la fiscalía estatal, la Guardia Nacional y la Sedena, en contra de células de la Familia Michoacana dedicadas a la extorsión de empresas refresqueras y de alimentos.
En septiembre pasado fueron privados de la libertad, en Puente de Ixtla, varios repartidores de Coca Cola. Integrantes de la Familia Michoacana les quitaron su mercancía para enviarla a su propio centro de distribución en el estado de Guerrero. FEMSA hizo varios intentos para que el gobierno de Morelos, el mismo del inefable Cuauhtémoc Blanco, tomara el asunto en sus manos.
No hubo respuesta. La reacción de la empresa escandalizó a las redes sociales: Coca Cola anunció que iba a suspender sus operaciones en esa parte del estado: sin protección oficial alguna (López Obrador dijo más tarde que la empresa no solicitó la ayuda de su gobierno), los camiones repartidores salieron en caravana, con todo y productos, hacia la capital de Morelos.
Antes de 2020 La Familia Michoacana tenía una presencia prácticamente testimonial en Morelos. Comenzó a avanzar desde la frontera con Guerrero a través de un jefe de sicarios: Luis Gómez Gómez, conocido como El Kalimán. En poco tiempo, mientras la política de los abrazos y no balazos triunfaba electoralmente en Morelos y en el país, La Familia Michoacana aniquiló a Los Rojos y a los Guerreros Unidos y les arrebató Amacuzac, Puente de Ixtla, Coatlán del Río, Coatetelco y Mazatepec.
La parte más efectiva de su estrategia consistió en cooptar a los presidentes municipales. “Antes todos ellos eran Rojos. Ahora todos son de la Familia Michoacana”, explica un funcionario de seguridad.
El Kalimán fue el responsable del intento de extorsión a Coca Cola en septiembre pasado. La investigación alrededor del caso hizo aparecer la figura del segundo de a bordo de la célula criminal: el expolicía ministerial de Morelos Jaime Bahena Landa, alias La Parka, responsable del grupo de halcones que opera en la zona para la Familia Michoacana.
La Parka fue registrado en el pasado proceso electoral por el Partido del Trabajo como primer regidor en el municipio de Amacuzac. Bahena forma parte del grupo político que dirige la diputada petista Tania Valentina Rodríguez Ruiz, quien el año pasado anunció su matrimonio con un personaje que es investigado por sus nexos con grupos criminales que operan en el sur de Morelos: Víctor Hugo Bobadilla Gutiérrez.
El PT ganó la presidencia de Amacuzac, municipio que a partir de enero próximo será gobernado por otro personaje con vínculos oscuros con el crimen organizado: Noé Reynoso Nava, alias La Yegua –exalcalde de Amacuzac que en 2019 sobrevivió de milagro a un ataque ejecutado por un grupo de sicarios.
De acuerdo con la investigación del caso FEMSA, La Parka operó el intento de extorsión por órdenes de Luis Gómez Gómez, El Kalimán. Hay que reconocer que lo que no quiso hacer el gobierno anterior, lo logró este en unos días: doce cateos en domicilios y negocios llevaron a las autoridades hasta La Parka.
La investigación había señalado que Bahena Landa obligaba a empresarios y comerciantes a adquirir sus productos en la empresa que él controlaba (“La Gaviota”), encargada de distribuir maíz, carne de cerdo, harinas y materias primas, entre otras cosas.
Durante el cateo le hallaron, entre otras cosas, “anotaciones con diversos nombres y cantidades enlistadas de dinero”.
Según los reportes, el jefe de La Parka, El Kalimán, logró cruzar la frontera de Guerrero para refugiarse en Buenavista de Cuéllar.
Lo mismo hizo un personaje que en la estructura criminal se halla arriba del Kalimán, al que se conoce como El Chima.
A esta célula, la extorsión a Coca Cola le quedó grande. La Familia Michoacana se ha asentado, sin embargo, en la región, donde el cobro de piso sigue siendo el azote de la gente: de una población que lleva años viviendo en la zozobra y codo con codo con los más sanguinarios enfrentamientos.