Muy caballeroso se portó Emmanuel Macron, Presidente de Francia, con nuestra Señora Presidenta, Claudia Sheinbaum: cuando la saludó, tomó su mano y se la besó a la usanza de antaño.
Algunos piensan -o lo han dicho- que asistir a un foro de esta naturaleza, especialmente con una crisis global en la que Rusia amenaza con emplear armas nucleares para responder a los misiles de largo alcance que Estados Unidos proveyó a Ucrania, y plantear los proyectos de AMLO como “Sembrando Varitas Secas” para que sean adoptados a nivel mundial, se antoja desentonado.
A este su escribano le parece positivo que la señora salga, hable con líderes mundiales, sostenga reuniones, escuche y se roce a esos niveles; a la larga no puede ser más que bueno para México que su Presidenta se placee haciendo lo opuesto a lo que hizo su antecesor: encerrarse a refunfuñar.
Cualquier cosa que sea lo opuesto a lo que se hacía antes resultará mejor para México. ¡Si así fuera en la política interna, otro gallo nos cantara!, los “Chapitos” y los “Mayitos” estarían en la cárcel y Sinaloa estaría en paz.
De algún beneficio para la nación será, por ejemplo, que nuestra Presidenta se codee con damas muy curtidas y experimentadas como la Premier italiana, Giorgia Meloni. Ahora que también el caballeroso Macron, a últimas fechas, se ha acercado mucho con el Presidente argentino, Javier Milei, de manera que en nada perjudica al entendimiento de la Dra. Sheinbaum conocer un poco sobre los “fifís conservadores” que han llegado al poder sobre los hombros del “pueblo bueno y sabio”.
Recordando que Milei fue el primer líder foráneo que se reunió con Donald Trump tras su apabullante triunfo en las pasadas elecciones. Esto por aquello de que todas las monedas tienen dos caras y que en la política democrática no se aplica la geometría.
Bueno también que la Dra. Sheinbaum se haya reunido con el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien de amable manera la apercibió sobre el riesgo de que China emplee a México como trampolín para aprovechar el T-MEC y así burlar las tarifas compensatorias que tanto Canadá como EU le han impuesto por discriminar en sus mercados los bienes y mercancías de los países del norte.
Nada como escuchar de boca propia del líder de la nación que nos quiere expulsar del T-MEC para entender la severidad de su preocupación y la urgencia de que su gobierno tome cartas en el asunto.
En la política la forma tiene tanto que ver como el fondo: de manera que el solo salir de México y asistir a estas reuniones simbólicamente representa un rompimiento con el pasado; es algo -la política exterior- en lo que la nueva Presidenta se deslinda de las prácticas defectuosas de su antecesor.
Esto es algo que con urgencia debe realizar la Dra. Sheinbaum: establecer una identidad política propia, imprimirle su sello al Gobierno federal, dejando de generar la impresión de que es una calca de su mentor y padrino y que sólo busca imitarlo y evocarlo en lo que a veces parece un proceso de deificación.
Esto cuando lo que debería hacer es tomar las mejores decisiones posibles para impulsar el progreso de México y elevar el nivel de vida de sus ciudadanos. Entre más pronto aceptemos la realidad más éxito tendremos en corregir las cancerosas enfermedades que como sociedad nos aquejan, entre ellas la corrupciónrampante -aún en empresas quebradas como Pemex-, la impunidad, la violencia y la inseguridad extremas y el colapso del imperio de la ley.
Claro, todo ello sin descuidar la economía, la cual difícilmente se puede impulsar cuando se llena el panorama de la inversión con limitaciones artificiales que distorsionan las leyes de los mercados, las cuales han sido comprobadas por la historia como las únicas que funcionan para impulsar el crecimiento económico sustentable con estabilidad de precios, abundancia de bienes y servicios, y generación de empleos bien remunerados.
Los viajes ilustran y más cuando se viaja en compañía de gente ilustrada de por sí, como son los líderes del mundo libre.