No esperan un rompimiento de grandes dimensiones como muchos fantasean desde que asumió el cargo; no la ven cortando el cordón umbilical de golpe; saben que cuidará las formas, pero llegan a una conclusión: después de lo que significó perder la CNDH, ahora sí, ahí viene la Presidenta.

Molestos por la imposición de Rosario Piedra y por las formas, Claudia Sheinbaum y sus cercanos cerraron filas para comenzar a tejer movimientos quirúrgicos que significarán una silenciosa disputa de poder con el expresidente López Obrador, sus hijos, específicamente Andrés, y sus incondicionales.

Para nadie es un secreto que antes de irse, López Obrador impuso a una larga lista de amigos y funcionarios: Rogelio Ramírez de la O, en Hacienda, para cuidar el recurso de los programas sociales; Rosa Icela Rodríguez, en Segob, para enterarse de los problemas internos del país, y Octavio Romero Oropeza, en el Infonavit, para seguir teniendo una fuente alternativa de financiamiento, entre muchos otros. Lo mismo pasó con Andrés López Beltrán y los suyos en el SAT, la SCT y la secretaria de Finanzas de la CDMX.

Pero la Presidenta ya comenzó a hacer y a autorizar movimientos para pelear por el territorio. Uno de ellos sucedió apenas hace unos días, aunque pasó prácticamente inadvertido. La gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, le pidió a la Presidenta su visto bueno para hacer un relevo en la secretaría de Finanzas local que estaba en manos del junior. Salió Paulina Moreno y en su lugar entró Óscar Flores Jiménez. La primera era señalada de no conocer ni entender la complejidad de esa oficina y el segundo presentó un perfil de más experiencia, preparación y afinidad al plan de gobierno de ambas. Otra señal llegó con la “operación enjambre” contra mandos de seguridad del estado. Omar García Harfuch planeó los trabajos durante dos semanas exclusivamente con el fiscal José Luis Cervantes y no informó a los mandos militares afines a “Andy”, sino hasta el último minuto.

El segundo hilo delgado que está por romperse es el de la relación de la Presidenta con los operadores en el Congreso: Ricardo Monreal, en la Cámara de Diputados, y Adán Augusto López, en el Senado, a quienes en corto ha señalado de comportarse como “un par de patanes” que afectan a la imagen del partido y de su gobierno.

El tabasqueño es el que más molestias le ha ocasionado. Él se considera un gran operador político, pero la Presidenta difiere. Ella señala que sus métodos de negociación y extorsión a antiguos opositores, como los Yunes para la reforma judicial, están generando un campo minado sobre el que será peligroso moverse en los próximos años y podría revertirse.

En resumen: dicen que ahí viene la Presidenta. Personalmente, lo dudo. 

 

Stent: 

 

Claudia Arlett Espino, propuesta por Guadalupe Taddei como nueva Secretaria Ejecutiva del INE, enfrentó una investigación por malversación de recursos cuando fue presidenta del Instituto Estatal Electoral de Chihuahua. ¿Realmente la quiere en el cargo o a sabiendas de sus antecedentes solamente está quemando un cartucho para luego imponer a su gallo? 

 

claudio8ah@gmail.com

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