“Si queremos vivir en libertad, debemos defender nuestra democracia, dentro y fuera, de quienes la amenazan”.

-Ángela Merkel

Nace un nuevo partido, esperado desde hace tiempo cuando la “marea rosa” alentaba la resistencia ante la desintegración de la República. Encabezado por Guadalupe Acosta Naranjo y Emilio Álvarez Icaza, el FRENTE CÍVICO NACIONAL o FCN, pretende reunir a la oposición en México. 

Dicen contar con representación en todos los estados y están listos para formarlo en enero. Sus principios son los que el PAN eludió durante sus breves 12 años en el poder: elecciones primarias de candidatos y prohibición de que sus dirigentes participen en elecciones de representación popular. 

Aunque dicen no tener una “ideología” definida, es imposible que un partido político no tenga un ideario. Lo que leemos en sus principios lo ubica como un partido liberal, un partido demócrata y republicano. Esos son valores que vienen de muchos de los pensadores políticos de hoy como Enrique Krauze, Jesús Silva Herzog Márquez, Francisco Martín Moreno, Ernesto Zedillo, y de antes como Octavio Paz, Jesús Reyes Heroles, Manuel Clouthier. O de tiempos aún anteriores como José Vasconcelos, Efraín González Luna y Manuel Gómez Morín. 

En el final del siglo pasado y el principio del presente se dio la liberación de la hegemonía del PRI que duró 70 años. Por fin vimos alternancia, pluralidad y participación ciudadana en órganos de gobierno autónomos. Fue, como se dice, una conquista por la que lucharon muchos mexicanos de bien: ideólogos, científicos sociales, estudiantes y ciudadanos que deseaban vivir en absoluta libertad y una democracia real. 

Con los cambios a la Constitución y el vasallaje al Poder Judicial, con principios populistas establecidos en la carta magna y el dominio de Morena, volvemos al pasado priista. La regresión podría durar décadas sin una participación “sólida” de la clase media, de quienes ven claro el freno a la democracia y el regreso al autoritarismo de antaño. 

El camino del Frente es uno de largo aliento, de paciencia, construcción y convicciones sólidas. Vimos durante la pasada campaña electoral a Guadalupe Acosta Naranjo, ex perredista, con claridad de miras. Como el camino se hace al andar, será interesante ver la construcción de la nueva institución a través de votaciones abiertas, apertura en sus cuentas de ingresos y gastos, de transparencia en todo sentido. 

Otro objetivo es lograr la participación de los jóvenes, al menos con el 30% de su membresía. Será también importante que abran las puertas. Necesitan millones de partidarios registrados, necesitan la corriente ciudadana que formó Xóchitl Gálvez y atraer a los desencantados del PRI, PAN y MC. 

Desde enero tendrán un espacio formal que abrirá más opciones frente a la ceguera neopopulista de Morena. Deberán ser múltiples voces donde hable la libertad*. 

Es previsible que en estos días surjan más líderes, más voces en todo el país que acompañen el esfuerzo. También sería importante que acepten la crítica. La primera que hacemos es que un partido no puede vivir sin ideología, es decir, sin un ideal. Siempre he pensado que el gran ausente en nuestros partidos es el espíritu del liberalismo demócrata. Ese que hace triunfar a los países desarrollados de Occidente. Sean repúblicas o monarquías parlamentarias como los países nórdicos o España. Lo veremos pronto. 

 

*Lema de Gannett, cadena de periódicos en EEUU

AAK

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