Resulta doloroso ser testigo del deterioro de una institución, que de ser símbolo de honestidad y de recto criterio, se transforma, a golpe de evidencias, en caterva de pícaros y ejemplo de corrupción en la política.
En una sorpresiva resolución del Tribunal Electoral del Estado de Guanajuato, se decidió a favor de un grupo de panistas rebeldes un agrio litigio en contra de su nueva dirigencia, electa a dedo por la gobernadora.
En el fallo se determina que la convocatoria de la elección interna no fue realizada legalmente y el nombramiento de la dirigencia, por lo tanto, resulta inválido. El procedimiento debe de ser repuesto y en dicha reposición se debe considerar la acción afirmativa de paridad de género para que sea una mujer quién dirija el destino del PAN de Guanajuato.
Aldo Márquez y Juanita de la Cruz, la dirigencia caída en desgracia, se encuentran aún atarantados por el golpe propinado en el momento en que ya se sentían dueños del Centro de Distribución de Candidaturas del Gobierno Estatal, mal disfrazado de partido político. Pero ansiosa por hacer el ridículo, he aquí que Juanita ha decidido impugnar la resolución que los derroca, acudiendo al Tribunal Federal Electoral, para luchar a brazo partido para evitar que sea una mujer quien presida Acción Nacional en Guanajuato. Mujeres panistas contra mujeres panistas. Un ridículo más a la colección.
Pero la locura no acaba allí. Resulta sospechoso que la impugnación no la haga el presidente defenestrado, sino un miembro secundario de la planilla invalidada, la propia Juanita de la Cruz. Como la mayor parte de los asuntos guanajuatenses que llegan a la Sala Monterrey del Tribunal Federal Electoral, este fue asignado al magistrado Ernesto Camacho Ochoa, quien ha departido comelitonas con Laura Esquivel, operadora de asuntos electorales de Marko Cortés y ahora feliz senadora de la República por designio de su jefe. También se sabe que el magistrado tiene su corazoncito en Guanajuato, pues fue invitado por el famosísimo Charly Alcántara a la toma de posesión de la nueva gobernadora. Curioso, en todo asunto truculento siempre aparece el enigmático ex jefe de gabinete.
Así las cosas, a nadie asombra la vulnerabilidad que presenta la Sala Monterrey del tribunal federal, tentado, alguno de sus miembros, a departir beneficios con los gobernantes. Siempre cercano a los ufanos “operadores” políticos de diputados, senadores, gobernadores y presidentes, se siente bien arropado. ¡Qué difícil lograr una sentencia clara, diáfana y justa como la recientemente obtenida por Alejandra Reynoso!
Ahora vamos con el órgano de justicia intrapartidario. Víctor Lujano Sarabia es el presidente de la Comisión de Justicia del PAN, otro personaje uncido al convoy de Markito y cercanísimo al inefable exgobernador Kiko Vega, de infausta memoria en Baja California. En su currículum se describe como cabildero, proactivo, disponible para trabajar e interactuar con distintas personas, compañeros, compañías y firmas de México. A camaradas del partido les ha comentado que él es incapaz de emitir una resolución en contra del CEN. Así está la justicia dentro del PAN, creado por grandes abogados, comprometidos con la aplicación de las normas y nunca temerosos de emitir críticas, juicios o resoluciones que no abrevaran en los cauces del Derecho. La justicia panista en manos de temerosos incondicionales de sus jefecillos. Un instrumento más en manos de la partidocracia. Por ello a Alejandra Reynoso le emitieron allí una sentencia retorcida, para no incomodar a las autoridades estatales de Guanajuato.
Mientras este lodo fluye lentamente, el oficialismo guanajuatense se enerva ante la posibilidad de tener que cumplir con una elección abierta a los miembros, desechando el dedazo tradicional desde el Ejecutivo. Por lo pronto, una contraélite azul ya despunta en el horizonte. El poder de movilización burocrática está devastado y hay muchos inconformes con las últimas dirigencias panistas, uncidas a los designios gubernamentales. Un ejemplo de que las cosas no andan bien fue la votación a favor de Jorge Romero, el impresentable jefe nacional. La mayoría de sus sufragios provinieron únicamente de dos municipios: Silao y San Luis de la Paz. Solo allí pudieron acarrear votantes durante la elección interna.
Hay que decirlo con franqueza, la aspiración de la exsenadora Reynoso solo se limita a lo siguiente: Que se haga una convocatoria conforme a la ley y los estatutos; que se respeten las acciones afirmativas en materia de género (candidatura femenina), y que sea un proceso abierto, que cuente con la participación de los militantes, eliminando el dedazo. Pero estos tres reclamos, asustan. Así está el PAN, qué les digo.