“Más que trabajo fue vocación de ayudar a las personas”, así fueron los dos años y medio que pasó la enfermera Janeth en el hospital inflable de Pachuca, donde tuvo miedo, estrés, pero sobre todo satisfacción por los agradecimientos que recibió de la gente.

El pasado jueves, el Hospital de Respuesta Inmediata contra COVID-19 de Pachuca fue desmantelado después de dos años y medio de funcionamiento en los que atendió a mil 373 pacientes del virus, dejando historias como la que a continuación presentamos. 

Originaria de Huehuetla, Janeth culminó sus estudios de enfermería y se postuló para ser parte del primer grupo del personal médico en atender desde el nuevo Hospital Regional de Metztitlán. Sin embargo, el destino le tenía preparado otro camino.

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UNA OPORTUNIDAD NUNCA SE RECHAZA 

En marzo de 2020, junto con otros compañeros recién egresados, recibió la noticia que todo el personal que en teoría era para el nosocomio ya mencionado iba a cambiar de lugar, pues fueron asignados al Hospital de Respuesta Inmediata contra COVID-19 que el gobierno estatal instaló en Pachuca.

Para Janeth esa fue su primera oferta laboral, en la que se dispuso a enfrentar un virus mortal a tan solo cinco meses de haber recibido su título universitario como enfermera, relató en entrevista para AM Hidalgo.

Al principio dudó en aceptar la oferta. No obstante, al ser su primera oportunidad de trabajo la tomó, pues le prometieron obtener una plaza en el sector salud después de cumplir sus tareas en el hospital inflable.

MUCHOS RENUNCIARON POR TEMOR

Sin embargo, notó que muchos de sus compañeros renunciaron al cargo cuando comenzó el pico más elevado de COVID, por el miedo a contagiarse y a las jornadas exhaustivas de trabajo.

“Muchos renunciaron cuando comenzó el pico más grave, éramos pocos y muy jóvenes, entonces el gobernador de ese tiempo (Omar Fayad) nos dijo que si nos quedábamos iban a ver la forma de apoyarnos, tanto en lo económico como en lo laboral a futuro”, señaló la joven enfermera.

Pese a que sus turnos eran de ocho horas, como toda jornada laboral, Janeth aseguró que eran muy pesados, ya que no tenían un área asignada para trabajar, por lo que debían “echar la mano” donde se necesitara.

PROVECHOSO, PERO ESTRESANTE

El hospital se dividía en dos áreas, la de hospitalización y la de valoración, por lo que todo el personal médico colaboraba en ambas, ya sea recabando las muestras de los pacientes o atendiéndolos directamente ya adentro del inflable.

Ese tiempo ajetreado, a decir de Janeth, fue bien sorteado por todos los que ahí trabajaban, ya que se conformó un buen equipo que le ayudó a tener una primera oportunidad laboral de buenos resultados.

Pese a que Janeth considera su etapa en el hospital inflable como provechosa, también asegura que pasó momentos de angustia y estrés.

TUVO QUE AISLARSE DE SU FAMILIA

Vivía con una de sus tías en Pachuca, pero cuando comenzaron a incrementar de sobremanera los contagios decidió rentar un espacio para ella sola y así cuidar la salud de su familiar, lo que representó también un golpe económico.

Fue así como decidió vivir sola durante el resto de la pandemia, pero aseguró que unos meses después de tomar esa decisión la Secretaría de Salud les aumentó el sueldo al conocer las historias de muchos casos como el suyo.

“Tenía mucha incertidumbre, miedo y estrés, no podía ir a mi casa, ver a mis seres queridos porque los tenía que cuidar, igual pensaba que qué pasaría si me enfermo, no podía dejar de trabajar porque así me mantenía, pero bueno, todo lo soporté por tener un futuro en lo que más me apasiona”, dijo Janeth.

SATISFACCIÓN, EL MEJOR RECUERDO

Como de película, así describió las escenas cuando un paciente se aliviaba de coronavirus y salía del hospital, pues las muestras de agradecimiento no paraban, por lo que la satisfacción del deber cumplido es lo que más le queda de recuerdo.

Un caso en particular marcó a Janeth. Uno de sus vecinos, quien fue el segundo paciente en el nosocomio en salvar su vida después de estar intubado, regresó al lugar para agradecerle a cada médico y platicar su experiencia de internamiento.

El hombre, a decir de la trabajadora de la salud, recordó cada momento de su proceso, pese a que estuvo inconsciente la mayor parte del tiempo, por lo que quedó gratificado por el buen trato de las enfermeras.

AHORA ESTÁ EN TULANCINGO

“Él salió y se acordó de nosotros por los tratos que le dimos, dijo que durante su intubación escuchaba como pedíamos por su salud, como lo bañábamos y tratábamos con cuidado, se ganó nuestro cariño por acordarse de esos detalles y regresar a agradecernos”.

Janeth recordará con melancolía al hospital inflable, ahora que fue retirado, pues admitió que pasó momentos muy tristes, pero a la vez le queda la satisfacción de poder ayudar a salvar vidas y tomar mucha experiencia de eso.

Afortunadamente para ella, la promesa que le hicieron al iniciar su etapa laboral en Pachuca fue cumplida, por lo que consiguió un trabajo de base en el Hospital General de Tulancingo, un poco más cerca de su lugar de origen y de su familia.

 

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