Bien vestido de pachuco, con su sombrero de ocho pulgadas, pantalón torero, joyas, corbatín, cadena y zapatos brillosos que hacían juego con el traje, Ricardo Reyes esperó con ansias el regreso de las tardes de danzón al centro de Pachuca, tras más de dos años de ausencia por la pandemia.
Oriundo de la Ciudad de México, “del mero barrio de Tepito” pero radicado en Pachuca desde 1986, Ricardo es un jubilado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) del gobierno federal desde hace algunos años.
Desde hace poco más de ocho años, Ricardo adoptó la adicción al danzón, como lo define él mismo, pues sus padres se lo inculcaron, pero mencionó que debido a sus responsabilidades laborales nunca pudo dedicarle el tiempo deseado.
Él y su maestra, al igual que muchas otras parejas, acudieron este viernes a bailar al ritmo de la batuta de la orquesta sinfónica de Pachuca, en el regreso de los tradicionales viernes de danzón que por la pandemia se ausentaron durante los últimos dos años.
SU ÚNICO VICIO, EL BAILE
Traje negro a raya de gis, zapato brilloso, corbata plateada con joyería de gran tamaño, además del tradicional sombrero con la pluma en alto, fue inevitable no ver a don Ricardo, que por sus pasos y su vestuario destacaba de los presentes.
Elegante, además de la joyería, portaba una flor blanca en el traje, que de acuerdo con su explicación significa el amor que tiene un hombre por la mujer, por eso hay que portarla del lado derecho.
En cuanto al sombrero característico de pachuco, Ricardo enfatizó que no se usa por el famoso actor Tin Tan, sino por la cultura chicana que comenzó desde la década de los 50, cuando incluso portarlo inclinado a un lado significaba ignorar a las personas que buscan problemas.
“El sombrero es muy importante, la pluma no es por Tin Tan como dicen, es porque venimos de una tierra que se llama Aztlán, de aves maravillosas y así las representamos, ahora, si lo portamos de lado es porque si me insultas simplemente sigo mi camino y te ignoro”, comentó.
Al ritmo de Nereida, La Margarita y Blanca Estela, el hombre de 58 años de edad práctica su principal vicio, que es bailar danzón.
UN BÁLSAMO, REGRESO DEL DANZÓN A PACHUCA
De acuerdo con el hombre que ha pisado salones como El Ciudadela y Los Ángeles, dos de los principales para los danzoneros en la Ciudad de México, el regreso de las tardes de danzón al centro de Pachuca es un bálsamo tras dos años de encierro.
Por lo anterior, espera que cada ocho días se realice el baile y el jolgorio, ya que el pasado viernes hubo buena respuesta por parte de los habitantes de la capital hidalguense.