Con clavas, palos de fuego, un balón y un yembé, Francisco y Ana hacen malabares en diferentes calles de la capital hidalguense, por lo que seguramente algún día los encontrarás mientras realizan su arte urbano.
Bien húmedos con gasolina, para después prenderles fuego con un encendedor y lanzarlos por los aires al ritmo de las percusiones, así es el acto con palos encendidos que Francisco de Jesús Morales presentó luego de una amena entrevista con AM Hidalgo.
Los semáforos que se encuentran a un costado de las instalaciones de la feria de Pachuca fueron, durante esta semana, su escenario principal; propios y extraños presenciaron el gran repertorio de espectáculos que el joven de 28 años y su pareja ensayan día con día.
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Son tres palos con la punta encendida en llamas, uno sube y los otros dos dan vueltas en las manos de Francisco, incluso, tentando al destino, colocó uno en el borde de sus dientes mientras giraba los otros dos.
Ese fue el espectáculo que brindó para los automovilistas que pasaban por el lugar la tarde del viernes 6 de enero.
Sin embargo, su repertorio abarca malabares con las clavas, dominadas con un balón y hasta espectáculo musical con la ayuda de un tambor llamado yembé.
TODOS LOS DÍAS VA BIEN PRESENTADO
Con siete años de experiencia en el arte urbano, Francisco y Ana, quienes siempre van acompañados de sus dos perritos a bordo de una motoneta que con mucho esfuerzo compró, descubrieron que el secreto para triunfar entre el cambio de luz roja a verde es ir bien presentados a dar el espectáculo.
Al principio, a decir del joven pachuqueño que se caracteriza por su trato amable y una sonrisa cordial, realizar sus malabares fue difícil, tanto en la práctica como en lo mental, ya que la gente no recompensaba su acto con una moneda.
Sin embargo, descubrió el secreto para hacer de su talento una labor redituable.
“Entré en contacto con otras personas que también se dedican al arte urbano y ellos me comentaron que tenía que ir bien presentado y limpio”, comentó mientras esperaba a que la luz roja se prendiera.
Desde ese momento, en la medida de lo posible, Francisco trata de siempre estar bien aseado para que la gente que presencia su acto le regale una moneda.
Sin embargo, entre risas, admitió que los restos de humo que emanan de los palos con fuego que malabarea ensucian su vestimenta en el transcurso de las cinco o seis horas de trabajo diarias.
DÍAS BUENOS Y DÍAS MALOS
En cuestión económica Francisco confesó que la temporada decembrina y la cuesta de enero que se viene derivarán en más días malos que buenos.
“Puedo decir que una semana fue buena cuando saco casi 400 pesos al día y las veces que me puede ir muy mal gano entre 200 y 300, es en esos días cuando en vez de trabajar cinco horas me quedo unas siete para ver si puedo completar una buena cantidad”, declaró.
No obstante, aseguró que para este 2023 espera, además de perfeccionar todos sus actos, un buen año al igual que lo fue el pasado, con salud para él, su pareja y sus perritos.