Hace 17 años Jerónimo Hernández perdió todo su brazo derecho tras caerle un rayo, pero eso no ha sido impedimento para que se gane la vida entre el fuego y malabares en los cruceros de Pachuca.
El ‘Rayo’, para los cuates, es un hombre de baja estatura con 42 años, recién cumplidos el pasado 8 de febrero, de trato amable y con una sonrisa al platicar su historia de vida, la que se ha ganado con el uso de gasolina, fuego y malabares.
Si usted, automovilista, circula por los cruceros del sur de la capital hidalguense, en especial por el que une al bulevar Revolución de 1910 con la antigua carretera La Paz, seguro se ha encontrado al personaje de este relato haciendo su arte urbano.
Entre el cambio de luz roja a verde en el semáforo, mientras rociaba de gasolina la barra de metal con la que hace malabares, Jerónimo platicó con AM Hidalgo sobre su historia, la cual lo ha llevado incluso a otro estado.
FALTA DE MANO NO ES IMPEDIMENTO PARA TRABAJAR
Todo comenzó hace 17 años cuando le cayó un rayo mientras caminaba por las calles del barrio de Camelia en Pachuca, de donde es originario.
El apodo de ‘Rayo’ responde a ese acontecimiento e incluso señala que el mote no le molesta, pues lo tomó con la mejor actitud.
“De chiripa”, como dice él, logró salvar su vida, pero desafortunadamente uno de sus brazos resultó muy dañado y tuvieron que amputarlo.
Con toda la buena actitud del mundo y consciente de los cuatro hijos que había que alimentar, continuó su vida.
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INTENTÓ DE TODO
El semblante del Rayo cambió cuando con tristeza admitió que luego de su accidente buscó trabajo en muchos lados, pero fue rechazado por la falta de uno de sus brazos.
“Le intenté de todo, hasta en la construcción, pero me rechazaron por temor a que me fuera a caer con las cubetas de mezcla”, externó.
No obstante, la necesidad de sacar a su familia adelante, en 2012 lo llevó a practicar malabares con ayuda de una barra de metal.
Poco a poco mejoró su acto, hasta que en una demostración de valentía amarró dos franelas en cada extremo de la barra y les prendió fuego.
Con casi diez años de experiencia, la falta de una de sus extremidades superiores no ha sido impedimento para realizar lances y malabares vistosos con jornadas de hasta diez horas que iluminan con fuego las calles de la Bella Airosa.
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DE PACHUCA PARA EL PAÍS ENTERO
Con singular alegría Jerónimo presumió que su acto no solo puede ser visto en Pachuca, sino también en otros municipios como Tizayuca, Tulancingo y Zempoala, ya que el sentido aventurero lo llevó a semáforos de dichas demarcaciones.
Pero no todo se encierra en territorio hidalguense, ya que hace algunos años tomó la decisión de irse a la entidad vecina, Veracruz.
El puerto jarocho también fue testigo del espectáculo del Rayo, situación que en algunos meses le gustaría repetir, pero en otro estado, confesó.
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