Felipe Escalante García, mejor conocido como ‘El Flaco’, ha sido cantinero durante 61 años en Pachuca.
Frente a su barra han desfilado cientos o miles de personas, hombres o mujeres entre gente de a pie, oficinistas, estudiantes, periodistas, profesionistas, políticos y funcionarios.
Entre música, algarabía, brindis y “cruzadas” ha escuchado cientos de historias.
Cada día, sin faltar uno solo, levanta y cierra la cortina de los negocios, pero nunca prueba una gota de alcohol.
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DE LARGA TRAYECTORIA
Tiene 76 años de edad, pero se mantiene vigoroso y es plenamente identificado por su bigote en forma de herradura y actualmente atiende el bar La Barata de la calle Abasolo.
Empezó como cantinero en 1961, cuando estaba en apogeo el rock and roll y la romántica música de tríos y boleros.
Por aquellos años fueron gobernadores de Hidalgo Quintín Rueda Villagrán y Manuel Sánchez Vite.
NO ACOSTUMBRA BEBER
Desde joven, dice, descubrió su vocación de preparar bebidas que, opina, sirven para avivar la alegría o para atenuar las penas.
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En entrevista para AM Hidalgo revela: “Nunca me gustó tomar. Sí, de muy joven probé el vino, pero no me gustó. Tomé una vez en un Año Nuevo y otra cuando me casé, pero nada más”.
Todos los días ofrece botanas sencillas en su establecimiento.
Regularmente es chicharrón esponjado al que se le puede agregar por separado salsa roja y a veces prepara caldo con garbanzos.
ATENDIÓ EN NUMEROSAS BARRAS
En la época en que era presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, Escalante García empezó como tabernero en el bar del antiguo hotel Greenfield, frente al Reloj Monumental de Pachuca.
Luego seguí en La Nueva Estrella, que tampoco existe; más adelante en Los Tres Reyes, que ya desapareció y El Pollito viajero que tampoco ya no está”.
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SIRVIÓ A PERSONAJES RECONOCIDOS
Ha servido a muchos personajes famosos de los que prefiere reservarse sus nombres, pero mención aparte merece Daniel Campuzano Barajas, quien fuera eterno líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), anteriormente poderosa central obrera en Hidalgo.
El líder era alto, corpulento, moreno, siempre de sombrero de fieltro, parco para hablar, pero bueno para los albures, recordó.
Conoció en alegres tertulias a varias camadas de políticos, diputados y alcaldes.
El Flaco es un ícono en el ámbito de las cantinas de Pachuca.
GRAN FIGURA EN LA BARATA
Por su larga trayectoria de 61 años, trabajando y sin beber, recibió un reconocimiento de la Asociación de Bares y Cantinas de Pachuca.
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La Barata le hace honor a su nombre porque las bebidas son muy económicas, pues un ron con refresco de cola cuesta 40 pesos.
El establecimiento es pequeño, de construcción antigua, con apenas cuatro mesas y una enorme barra. Se accede por las típicas puertas de vaivén.
El Flaco dice que de sus clientes anteriores ya casi ninguno queda. Ahora llega gente nueva y tras la pandemia abundaban los estudiantes.
Soy cantinero y así voy a seguir. A estas alturas ni modo que vaya a cambiar de profesión”, dice mientras esboza una sonrisa, gesto muy raro y difícil de conseguir en El Flaco.