En lo alto del cerro de Santa Apolonia, en Pachuca, se erige una figura imponente que domina el horizonte y ofrece un testimonio de fe y superación: el Cristo Rey. Este majestuoso monumento, que guarda similitud con el Cristo Redentor de Brasil, no sólo destaca por su tamaño y ubicación, sino también por la conmovedora leyenda que rodea su creación.
La historia de la construcción del Cristo Rey se remonta a la mina de Paricutín, donde un grupo de mineros quedó atrapado durante un accidente. En su desesperación, se encomendaron a Cristo prometiéndole levantar un monumento en su honor si lograban salir con vida. Milagrosamente lograron liberarse y en cumplimiento de su promesa planearon la construcción.
La obra inició en 1988 bajo la dirección del ingeniero José Luis Lugo Vera y el arquitecto César Narváez Benítez. El monumento fue concluido el 17 de abril de 1996, que coincidió significativamente con un Domingo de Resurrección.
La escultura mide 33 metros de altura como símbolo de la edad de Jesús al momento de su muerte, con 23 metros de la imagen hecha de mármol y una base de 10 metros.
El Cristo Rey no sólo ofrece una vista panorámica espectacular de la ciudad, sino que también se ha convertido en un importante punto de encuentro religioso. Cada año, diversas peregrinaciones se dirigen a este sitio, lo que refleja su relevancia espiritual en la comunidad.
El 31 de mayo de 2020, en el contexto de la pandemia de COVID-19, el Cristo Rey de Pachuca adquirió un nuevo significado. La estatua se iluminó en homenaje al personal de salud, incluidos médicos, enfermeras y otros trabajadores esenciales.
En una emotiva ceremonia, se realizó un videomapping y un concierto en el que proyectaron mensajes de aliento y gratitud hacia quienes estaban en la primera línea de combate contra el virus.
Con el lema “Unidos siempre se puede”, la proyección se llevó a cabo a las 21:45 horas, con un mensaje de esperanza y solidaridad a toda la sociedad.
Así, el Cristo Rey de Pachuca no sólo permanece como símbolo de fe y promesa cumplida, además como un emblema de resiliencia y agradecimiento en tiempos de crisis. Este monumento aún es punto de referencia y un recordatorio del poder de la unidad y la devoción.