Salamanca, Guanajuato.- Era también el Día de la Mujer cuando Blanca Martinez Trejo salió en la madrugada a buscar a su hija y la encontró muerta.
A la 1:38 de la madrugada del domingo 8 de marzo de 2020 recibió la llamada que cambió su vida.
Carlos Pérez Arredondo, el novio de su hija Nadia Verónica, le contó que hablaba con ella cuando se escucharon disparos y que ya no le contestaba.
Blanquita, como todos la conocen, salió acompañada de su esposo Bernardo y confirmó la tragedia: el auto Focus color plata de su hija había recibido múltiples impactos y Nadia, estudiante de la Ibero en León, estaba muerta en su interior.
“Toqué a mi hija de su hombro y estaba tibia, calientita y le dije a mi esposo: tócala está calientita, él se rehusaba a tocarla y las personas no nos dejaban acercarnos más a ella”, recuerda la señora.
Dos años después, el crimen sigue impune. Pronto se cumplirá un año de que la pareja y el entonces rector de la Ibero, Alexander Paul Zatyrka Pacheco, se reunieron con el fiscal Carlos Zamarripa Aguirre y le entregaron pruebas que pudieran ayudar a las investigaciones para detener a los responsables del crimen de Nadia.
El Fiscal de Guanajuato prometió esclarecer el caso, pero no ha pasado nada.
AM preguntó al Departamento de Comunicación Social de la Fiscalía si había avances, pero no hubo respuesta.
Como la señora Blanca, la Universidad Iberoamericana de León tampoco ha olvidado el crimen.
“La universidad está en la misma posición que tuvo desde el principio, desde el día del asesinato el 8 de marzo del 2020, pidiendo que se esclarezcan los hechos”, reiteró el actual rector, Luis Alfonso Gónzalez Valencia S.J
Entre 2018 y 2021, 1,346 mujeres han sido asesinadas en Guanajuato, 336 en promedio cada año. Este año, en enero y febrero mataron a 59 más.
Nadia se arregló el cabello para verse más bonita, pero horas después la mataron
Ibero León publica el recuerdo de Nadia con un libro homenaje
Nadia Verónica Rodríguez Saro Martínez nunca deja de bailar mientras cocina algo saludable para su mamá; Nadia no se ha ido de su casa.
En cada rincón está su esencia y su sonrisa decora las paredes y muebles de su hogar.
Este 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer e irónicamente también se cumple el segundo año del asesinato de Nadia, un crimen que sigue doliendo en el corazón de su familia, colectivos feministas y la comunidad universitaria de la Ibero León.
Hasta hoy, los autores del homicidio siguen en libertad y el crimen continúa impune.
Nadia llegó en un momento muy importante de mi vida, fue un perdón que Dios me concedió”, recordó Blanquita con sus ojos húmedos que repasaban una vez más la foto de su hija.
Con el carisma que la caracteriza, Blanca Marina Martínez Trejo recordó con alegría la dicha de haber tenido a Nadia como su hija.
Tuve a mi hijo mayor, años después me embaracé de una niña, pero su padre biológico no estaba de acuerdo de que yo tuviera a mi hija, por lo que me hicieron un legrado a las 10 semanas de gestación”.
“Una parte de mí me decía que no me deshiciera de mi hija porque un hijo es sagrado, el que yo hubiera abortado sentía que mi vida no tenía sentido”, contó con mucho dolor.
El doctor que la atendió le dijo que en unos años no volvería a embarazarse, Blanquita comenzó a acercarse a Dios en oración para pedirle perdón por rechazar ser madre por petición de su pareja, que no estaba preparada para hacerse cargo de su familia.
Dios me perdonó mandándome de nuevo una niña, me volví a embarazar al mes y medio del legrado que me hicieron”, recordó con alegría.
Nadia Verónica Rodríguez Saro Martínez nació el 5 de junio de 1997 a las 5:40 de la mañana y pesó 2 kilos 800 gramos.
Blanquita fue muy feliz y enfrentó la vida como madre soltera, pero al lado de sus hermosos hijos.
También sabía que tenía que trabajar para costear las necesidades de su pequeña familia.
Nadia desde pequeña comenzó a sufrir violencia
Fue entonces cuando Nadia comenzó a sufrir violencia física.
Yo requería trabajar y la dejaba con gente que le hacían daño, llegaba con raspones y golpes y cuando la dejaba lloraba y me agarraba muy fuerte, era maltratada y no alcancé a intuir lo que le pasaba”, se lamentó.
Pero amor nunca faltó y hasta hicieron su código secreto para demostrarse el cariño que se tenían una por la otra.
Cuando la dejaba para irme a trabajar, le daba tres apretoncitos en la mano que significaba Te Quiero Mucho” y ella también me los daba”, recordó mientras una lágrima rodaba por su mejilla.
Los estudios básicos de Nadia fueron en su ciudad natal, Salamanca, Guanajuato.
Ya luego tuvo una niñez feliz, muchas amigas y uno que otro novio. En sus 15 años prefirió un viaje y pudo conocer siete países europeos.
Mientras tanto la señora Blanquita tuvo la fortuna de conocer Bernardo y formaron una bella familia, además le dio su apellido a Nadia y la quería como si fuera su hija biológica.
Nadia escogió la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana de León, por lo que cambió de residencia a esta ciudad.
Su mayor anhelo era crear una fundación para la mujer mexicana, a fin de ofrecer conocimientos y talleres para su defensa y evadir el maltrato físico y psicológico.
Yo creo que ella desde pequeña sufrió y vivió maltrato cuando yo iba a trabajar, por eso fue consciente de la violencia que sufren las mujeres y comenzó a informarse en colectivos feministas”.
Blanquita recuerda con mucho amor que cada fin de semana Nadia regresaba a Salamanca para hacer su mandado, cuidarla de que no comiera sal, refresco y sobre todo llenarla de besos y cariñitos.
Tampoco va a olvidar cuando Nadia le dijo que algún día se iría de su lado.
Me dijo: “Yo soy un pajarito y un día me voy a ir de aquí”, le dije ¿qué pajarito? eres mi hija. “Es que voy a volar y tienes que hacerte a la idea”. Yo creo se refería a que un día se iba a casar, que iba a formar su familia ¿verdad?”, contó Blanquita con la voz entrecortada.
Nadia se arreglaba para lucir más bella, pero eran sus últimas horas de vida
El sábado 7 de marzo del 2020 al mediodía, Nadia se arreglaba el cabello mientras que, a petición de ella, su mamá le ponía crema en sus piernas y posteriormente le ayudaría a cambiar sus cosas de un bolso a otro.
Nadia iría a una charreada con una amiga y después al cumpleaños del hijo de una ex compañera de la secundaria.
Tuve un presentimiento extraño ese día porque siempre que ella se iba me daba un beso y yo la bendecía, se la encargaba a San Miguel Arcángel, y ese día no se despidió”.
Cerca de las 6 de la tarde Blanquita manejaba una camioneta y pasó junto al auto de Nadia que iba con una amiga.
Le mandé un mensajito y le dije: te vi Nadia, te vi hija y me dijo “Sí yo te vi mami”, y ahí quedó, ya no me despedí de ella ni volví a hablar con ella”.
El reloj de la habitación de Blanquita marcaba la 1:38 de la madrugada del domingo 8 de marzo cuando llamó a su celular Carlos Pérez Arredondo, el entonces novio de Nadia.
Me dijo: “Señora venía hablando con su hija por teléfono y de repente escuché unos balazos y me quiero comunicar con ella y no me contesta, ya le mandé mensajes y le marqué, pero no contesta””.
Blanquita y su esposo subieron a su camioneta y condujeron a la carretera que se encuentra afuera de la colonia Del Prado en donde vieron el auto de Nadia. Bernardo comenzó a llorar y Blanquita se bloqueó, pensaba que estaba ante un accidente de tránsito y Nadia estaba con vida.
Toqué a mi hija de su hombro y estaba tibia, calientita y le dije a mi esposo: tócala está calientita, él se rehusaba a tocarla y las personas no nos dejaban acercarnos más a ella”.
“Cuando la tocaba de su hombro calientito, yo sentí en mi corazón mucha gratitud hacia Dios por haberme permitido ser madre de Nadia, por haberme dado la oportunidad de haber reído tanto, por haberla abrazado, por todo lo que ella me había venido a enseñar en esta vida”, platicó Blanquita desconsolada.
Desde entonces, la señora trabaja en los jardines de la casa, que Nadia adoraba.
La chimenea de su sala se convirtió en un altar para Nadia en el que abundan las flores y los colibríes.
Blanca siente a su hija cerca de ella y aunque le cueste hacer ejercicio, hace lo que Nadia le diría que haga por su salud.
La madre de Nadia pide justicia por su hija y para todas las jóvenes de las que no se habla en ningún lado y fueron víctimas de homicidio y nadie sabe siquiera en dónde están.
Sin noticias de avances
Se cumplirá pronto un año de que Blanquita y su esposo se reunieron con el fiscal Carlos Zamarripa Aguirre y el rector de la Ibero Alexander Paul Zatyrka Pacheco y entregaron más pruebas que pudieran ayudar a las investigaciones para poder detener a los autores del crimen.
El Fiscal de Guanajuato les prometió que se esclarecerá, pero no ha pasado nada.
AM preguntó al Departamento de Comunicación Social de la Fiscalía si había avances en el caso, pero no hubo respuesta.
Las investigaciones no se mueven, pero el legado de amor sí se está moviendo y eso me da a mí mucha satisfacción lo que ella sembró se está cosechando. En ese mural en la Ibero se le recuerda con mucho cariño como un símbolo de fuerza de la mujer, del hombre, es un símbolo enorme”, dice su mamá.
Nadia vive en la mente de Blanquita desde su partida.
Nadia es un angelito que Dios me prestó”, finalizó llorando Blanquita, con la esperanza de que algún día se haga justicia por su hija y por tantas mujeres que han sido asesinadas en los últimos años.
PCCD