Salamanca, Guanajuato – Alrededor de 300 personas se reunieron en el templo de San Agustín para despedir al sacerdote asesinado, Fray Javier García Villafaña, cuyos restos fueron escoltados por los fieles hasta el panteón Villas de la Paz.
La misa fue celebrada por Herculano Medina Garfias, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Morelia, quien en su mensaje refirió que “todos somos conscientes de lo que vivimos en estos momentos”.
“San Agustín acuñó una frase: de Dios salimos y a Dios debemos volver. El mártir es el testigo de su servicio, dando testimonio de su vida, es el ejercicio de su ministerio sacerdotal. Fray Javier, terminó su misión de anunciar el evangelio de la salvación, de la iglesia de Jesús”.
El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Morelia, reconfortó a los presentes al señalar que no han perdido a un hermano, “sino Dios ganó a un otro servidor que además ahora podrá interceder por nosotros”.
Por su parte, Marco Antonio Luna Medrano, providencial de San Nicolás Tolentino, Michoacán, refirió que “nos encontramos consternados y tristes por esta situación. Todos sabemos que nos encaminamos a la muerte, pero cuando llega de esta manera es muy triste, estamos totalmente desconcertados”.
“Le pedimos a la autoridad que no haya impunidad”
Mencionó que de momento no tienen ninguna información y que serán las autoridades quienes se encarguen de hacer la investigación y estarán a la espera de lo que ellos señalen.
“Le pedimos a la autoridad que no haya impunidad, que se restablezca el estado de derecho, pues cuando no hay estado de derecho en una nación y que se restablezcan las leyes y los derechos de las personas”.
Comentó que hay temor, que no es solo de este momento, pero que tienen que seguir anunciado en evangelio con valentía, “no podemos echarnos para atrás porque el temor no es solo para nosotros, es para un pueblo que sufre y siente miedo; y tenemos que estar acompañándolos”
La señora Ofelia Pérez, mencionó que conoció al padre Javier en el año 2020, cuando atendía la cocina del templo de San Agustín. “El padre Javier era muy sociable y es lamentable lo que sucedió. Él estuvo aquí con el padre Cutberto Loeza, y el padre Zapatero, quien era el director del Instituto Salamanca”.
Por su parte, Maurilio Morales Cornejo, dijo conocer al padre Javier cuando aún era un niño. “Venía a visitar a su tía en la calle Carranza casi con Guerrero. Asistía con los muchachos del barrio, hasta su adolescencia. Con el tiempo me di cuenta que ingresó al seminario, y apenas había llegado a Michoacán el pasado mes de abril”.
Compañeros de su parroquia describieron a Javier como “un padre alegre, un padre con el que se podía bromear y convivir”. “Él ingresó desde pequeño al seminario menor, llamado aspirantado, en Aguascalientes. Desde pequeño estuvo formando parte de la formación agustiniana, y estuvo en Mexicali, Tepic, Salamanca, Uriangato y Cuitzeo”.