Son pocos los afortunados que duermen durante toda la noche. La mayoría de las personas, según estudios y pruebas realizadas, se levantan entre dos y tres veces para beber agua, ir al baño o simplemente por algún ruido.
El sueño se relaciona en gran medida con la actividad que se realiza durante el día, es decir, el gasto de energía es equivalente a la calidad del descanso. Por ello, una vez pasados los 50 – 60 años de edad, la cantidad de horas que se duerme disminuye, al igual que la actividad física que se realiza.
Sin embargo, el no dormir lo suficiente aumenta hasta en un 20% el riesgo de padecer una enfermedad crónica.

El estudio, que fue publicado en la revista PLOS Medicine, enfatiza la importancia de dormir bien sobre todo en adultos mayores.
Pese a que la ausencia de sueño no se relaciona con la mortalidad, sí implica un riesgo en el aumento de dolencias y malestares que posteriormente resultan en enfermedades como diabetes, hipertensión, entre muchas otras.
Para conciliar el sueño más fácilmente o bien, para lograr descansar durante jornadas más largas y tranquilas, se recomienda realizar al menos 20 minutos de actividad física durante el día o antes de acostarse, así como evitar el uso excesivo de pantallas (celular, tv).
También es importante alimentarse balanceadamente, evitar el consumo de bebidas o alimentos altos en calorías e hidratarse lo suficiente durante el día.
Adicionalmente, existen tés, ejercicios y algunos tipos de terapia que pueden ser de mucha utilidad.