La reina Isabel II siempre se distinguió por ser un ícono de la moda y el estilo. Sus atuendos, dignos de su cargo, fueron siempre sobrios y adecuados, pero sin dejar de lado todo el glamour y la elegancia. La realeza suele ser sinónimo de estatus, fortuna y muchas joyas y la reina Isabel II no fue la excepción.
¿Cuánto valen las joyas de la Reina?
Con una colección valuada en aproximadamente 110 millones de dólares (aunque la cifra exacta sigue siendo un completo misterio) y compuesta por alrededor de 300 piezas, la Reina siempre completó su vestimenta con el accesorio favorito de cualquier mujer.
¿Cuáles son las piezas más icónicas?
La tradición de heredar las joyas, y por ende, coleccionarlas, comenzó en el reinado de Victoria, en el siglo XIX. Otra reina que realizó un gran aporte al repertorio de piedras preciosas fue la reina María, abuela de Isabel II. Algunas de las piezas más famosas y de las favoritas de la reina Isabel II son: el broche Cullinan V (y, en general, toda su colección de broches), la Dalia Negra, los aretes de la duquesa de Teck, el collar Dagmar y el broche de zafiro del príncipe Alberto.
¿Quién se queda con las joyas?
Poco tiempo antes de morir, la reina Isabel II realizó modificaciones en su testamento. Se filtró que dentro de estos cambios, la máxima heredera de las joyas de la Reina sería la esposa de su nieto, Catalina Middleton, quien se espera sea reina consorte en un futuro. Pero esta herencia sería compartida con la hija de Catalina, la pequeña Carlota.
Algo que causó revuelo fue el hecho de que su otra bisnieta, Lilibet Diana, fue excluida de este reparto al igual que su madre, Meghan Markle.
También dio mucho de que hablar el hecho de que ninguna de estas emblemáticas joyas pasara a manos de Camila Parker, actual reina consorte, pues a pesar de que Isabel II llegó a dar su visto bueno para que la esposa de Carlos III recibiera este nombramiento, este sutil gesto parece indicar lo contrario.
