La extraña tradición de avisar a las abejas de la muerte de un miembro de la familia real, se remonta siglos atrás. Después de la muerte de la reina Isabell II, el apicultor real informó a las abejas de la monarca que el rey Carlos III sería su nuevo amo.
John Chapple, el apicultor de la realeza del Palacio de Buckingham explicó que “avisar a las abejas” es una práctica habitual que se remonta a siglos atrás, con consecuencias potencialmente graves si no se sigue.
Mark Norman, folclorista y autor de “Telling the Bees and Other Customs: The Folklore of Rural Crafts“, el avisarle a las abejas es una tradición muy antigua y bien establecida, pero no muy conocida.
La tradición sostiene que las abejas, como miembros de la familia, deben ser informadas de los principales acontecimientos de la vida familiar, especialmente los nacimientos y las muertes.
Los apicultores llamaban a cada colmena, daban la noticia y posiblemente cubrían la colmena con una tela negra durante un periodo de luto. Esta práctica es más conocida en Gran Bretaña, pero también se da en Estados Unidos y otras partes de Europa, según Norman.
De acuerdo en un artículo de El País, en los siglos XVIII y XIX se creía que no avisar a las abejas podía traer desgracias, como su muerte o su marcha, o que no se produjera miel. Hoy en día, los apicultores son menos propensos a creer que se trata de un tema supersticioso o de mala suerte, pero es posible que sigan la tradición como “una señal de respeto”, añadió.
Por su parte, John Chapple, el apicultor del Palacio de Buckingham, no quiso hacer comentarios. Pero, ciertamente, se informó que Chapple había colocado cintas negras atadas en arcos en las colmenas antes de decirles en voz baja que la reina había muerto y que tendrían un nuevo amo.