Como una ciudad con una población con valores, riqueza pero también con muchos retos a vencer en lo civil y en lo religioso, que se han venido generando a través del tiempo por distintos factores, es como el padre Fidel Hernández Lara, rector del templo Expiatorio, percibe a León.
León ha crecido con influencias de una religiosidad fuertemente arraigada en la fe católica, por la población inmigrante y, a diferencia de hace años, por la influencia de los medios de comunicación que abrieron a la población a distintas maneras de pensar y percibir la vida y lo que antes era más homogéneo como la visión de los valores, hoy no siempre todos coincidimos”.
El religioso habló de la integración familiar, un valor importante en la historia de la humanidad, y que se ha ido deteriorando hasta hacer que no se vea al matrimonio como algo estable y continuo sino como un producto desechable que hace que la persona no se prepare para la estabilidad, el compromiso y la responsabilidad y eso cambia el respeto a la dignidad del ser humano y eso repercute en la estabilidad emocional de los hijos la cual se ve afectada.

Afortunadamente aún hay gente que ve el matrimonio como el camino de la estabilidad del hombre y de la mujer, aún hay muchas parejas que se casan aunque sea por lo civil pero desde mi punto de vista considero que abrirle las puertas a Dios en la vida de una familia es fundamental porque eso forma personalidades más maduras y estables”.
Añadió que estadísticamente en León se ve que ha cambiado el número de matrimonios y que ha ido creciendo el número de matrimonios fallidos, o que no tienen estabilidad, y eso repercute en el sentido de responsabilidad del padre o la madre.
León es una ciudad con un arraigo católico fuerte pero también hace falta una mayor formación y profundización en la fe para no ser solo católicos de herencia o tradición, porque aunque la ciudad se ha hecho sin duda con una población original desde hace mucho años, se ha ido incrementando la inmigración y eso trae otras influencias”.
Mencionó que a principios del siglo XX, en la Guerra Cristera, llegó a León mucha gente de los Altos de Jalisco y eso marcó a la sociedad leonesa con una manera de ver una vida de lucha, esfuerzo, trabajo, dedicación y fidelidad en la fe cristiana.
Otra población inmigrante que arribó a la ciudad vino de la Ciudad de México después del terremoto de 1985 y aunque ha sido enriquecedor, al mismo tiempo han sido de nuevos retos.
León tiene mucha población inmigrante y eso enriquece con otras maneras de ver la vida, de valorar y cuestionar, sin embargo no se ha tenido la capacidad de responder a todas sus necesidades civiles y religiosas lo que ha llevado a tener un cinturón con familias o personas que viven sin los servicios indispensables en esos aspectos”.
Añadió que a él, como una persona nacida en León y que ama su ciudad, le ilusiona que la población se siga esforzando en todos los campos para superar las dificultades y retos.
Yo espero que con el paso de los años vayamos encontrando caminos, medios para resolver las exigencias y ojalá que quienes vivimos aquí aprendamos a amar la ciudad, a cuidarla, mejorarla, a servir y colaborar porque solo así podremos salir adelante en los distintos retos que se han venido generando desde la fundación de la misma”.