Daniela Nájera Palacios, directora y fundadora del Museo de las Abejas, es una joven leonesa que se autodefine como una persona apasionada, comprometida y confiable, atributos que la han llevado a salir adelante en los proyectos que se ha propuesto.
Dany, como cariñosamente la llaman, quería estudiar Biología, presentó el examen de admisión en la Universidad de Guadalajara, no quedó, se deprimió, se calmó y decidió entrar a veterinaria con la idea de hacer otro intento para entrar a Biología.
Sin embargo el destino le tenía deparada otra cosa y desde el primer día se enamoró de la carrera de veterinaria por su diversidad, no solo era inyectar perritos y gatitos como se imaginaba.
En el cuarto año de la carrera Daniela quedó encantada con una materia de relleno, abejas, el tema se convirtió en su pasión y la ha llevado a crear proyectos interesantes que después de mucho esfuerzo, ahora son rentables.
¿Dónde estudiaste la carrera?
En la Universidad La Salle Bajío.
¿De dónde te viene la inspiración de dedicarte a las abejas?
La carrera dura cinco años, en el cuarto llevé la materia abejas de relleno, pero el profesor Eduardo, que fue director de la carrera, era una persona apasionada en el tema, me contagió su pasión y me enamoré de las abejas, me fascinaron.
Nunca me había cuestionado su importancia, creo que en general nadie se cuestiona, así nació mi deseo por transmitir lo maravilloso que son las abejas, me empecé a adentrar en su mundo para aprender y conocer y tuve mis primeras dos colmenitas en la cochera de mi casa .
¿Qué te llamó la atención para trabajar con las abejas?
Primero trabajaba con vacas, ganado lechero y de carne, pero al final me enfoqué en las abejas porque tienen una estructura perfecta, son bondadosas, no te exigen un rancho de mil hectáreas para tener una producción. Con solo cuidarlas te proveen de polén, propóleo, cera, veneno y miel, sin tener que sacrificar a nadie.
¿Cómo fuiste avanzando en el mundo de las abejas?
En mi último año en la universidad, ya tenía tres colmenas y tuve mi primera producción de miel, nunca lo vi como un negocio al que me fuera a dedicar pero fui dando pasitos, en un congreso veterinario y con una lluvia de ideas de mis compañeros surgió el nombre de la marca “Rizos de miel”, la cual registré.
¿A qué retos te has enfrentado con tu emprendimiento?
A vender la producción, empecé con mi familia y luego salí a la calle pero me frustré, toqué todas las puertas de la colonia Panorama y terminé llorando porque nadie me escuchaba, me desgasté mucho explicando porque la miel era cara pero nadie quería escuchar.
Luego surgió la oportunidad de polinizar, un ingeniero agrónomo que no conocía, Silverio, me marcó y me preguntó que si polinizaba, le dije que sí, empecé a investigar y me dí cuenta que no había mucha información sobre México y si de Estados Unidos y Europa.
Hablé con apicultores conocidos y Tito me pasó el contacto de Jonathan quien se dedica a polinizar, vivió en León pero se fue a Ensenada, lo bueno es que todo se acomodó, hablé con él y me dijo que iba a venir a León a un congreso de abejas, cuando vino me dio una hora para plantearle mis dudas, desde entonces se convirtió en mi mentor de polinización y me a ayudado mucho.
¿Qué satisfacciones te ha dejado trabajar con las abejas?
Muchas, sobre todo en el área de polinización, ahí se escucha mi voz, puedo hablar de la importancia de las abejas y hacerles saber porque ahora se tiene que pagar por algo que antes no se pagaba, de la escasez de abejas, de polinizadores, de ahí surge la empresa Polinización Integral, somos pioneros en Guanajuato y rentamos colmenas para polinizar.
¿Qué otras satisfacciones has tenido?
La creación del Museo de las abejas, ese proyecto surgió en 2021, en pandemia, con el fin de que sea un espacio de información certera, de vincularnos con otras personas y hacer una estructura de colmena en donde todos podamos crecer.
El Museo es un espacio dedicado a la difusión de la importancia de las abejas como pilar fundamental de la existencia.
Se ha formado una comunidad de gente que valora el trabajo, que sabe de calidad, del amor y de la energía que se le ha metido al proyecto.
Hacemos actividades como cine picnic, catas de vino y queso, tenemos una tienda con productos de la marca Guanajuato, apoyamos a emprendedores, buscamos productores locales y nos hemos rodeado de gente que nos impulsa para tener un mercado justo sin que se regatee a través de conocer la historia y el esfuerzo que requiere cada producto.
¿Se puede vivir de las abejas y de lo que producen?
Si porque he creado una estructura administrativa y una serie de proyectos con los que he ido aprendiendo, no ha sido fácil, el resultado del espacio del Museo de las Abejas no fue de la noche a la mañana, tampoco fue sencillo, es resultado de desveladas, sangre, dolor, lágrimas, nunca ha faltado pasión y amor por lo que hago.
Ahora hay un soporte monetario que permite seguir creando proyectos como recorridos guiados con escuelas y grupos de personas, hacemos catas de mieles, cada 15 días tenemos el día del apicultor en donde pueden conocer el entorno donde viven las abejas. El 20 de mayo será el Día de las abejas y vamos a tener un evento en el museo.
¿Por qué son importantes las abejas?
Porque ayudan al proceso de la polinización, a que las plantas puedan generar sus frutos, y con ello agregan fertilidad a la tierra, diversidad de colores y sabores. Hacen que todo funcione perfectamente en la naturaleza.
¿Cuáles son tus planes y proyectos?
Quitar el tabú que se tiene de las abejas y brindar la seguridad y confianza de que son parte fundamental de nuestra existencia ya que no se ama lo que no se conoce.
Actualmente trabajo en hacer jardines polinizadores en la ciudad, todos sabemos que el cambio climático es muy fuerte, las temporadas y las cosechas de miel se han visto afectadas.
Pero no solo es el tema de la miel sino todo lo que hay detrás, da miedo ver que cada año tenemos menos miel y eso es porque hay menos flores, los cambios de estación no están siendo como antes eran, hay un desorden natural, por eso hicimos lo de los jardines polinizadores para que todos tengan uno.
También queremos rescatar a las abejas nativas de las que se ha estudiado poco, seguir inculcando y dando fuerza a la red de negocios locales y abrir una cafetería con todos los derivados de la colmena.
¿Qué recomendaciones le harías a la ciudadanía?
Que se adentren al maravilloso mundo de las abejas que es increíble, que se quiten el miedo y el tabú, a saberlas cuidar y convivir con ellas, las abejas nos enseñan a trabajar en equipo, a ver por el otro, tienen una estructura sumamente perfecta, es un mundo fascinante.
¿Qué te inspira a seguir haciendo lo que empezaste desde cero?
El amor a las abejas y a la naturaleza, ser la vocera de una especie que no se voltea a ver o que no queremos escuchar.
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